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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

25 de enero de 2011

Un obispo incómodo

Escuché el nombre de Samuel Ruiz en 1994. El mismo año en que el país se sacudió con el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Fue entonces cuando me asignaron por primera vez, en El Universal, una fuente: la religiosa.
Y en los pasillos de la secretaría general del Episcopado Mexicano (en Calzada de los Misterios), en la Nunciatura Apostólica (en Insurgente Sur) y en la Dirección de Gobernación para Asuntos Religiosos (en la calle de Liverpool) se comentaba con preocupación la pastoral social que el obispo Samuel Ruiz desarrollaba en San Cristóbal de las Casas.
Samuel Ruiz era un obispo incómodo para muchos.
Se le asoció con el movimiento zapatista, se le responsabilizó de la expulsión de dos sacerdotes extranjeros que se involucraron con el levantamiento indígena y de fomentar las comunidades eclesiales de base.

Fue un obispo vigilado por El Vaticano por su simpatía con la Teología de la Liberación y su teología indígena sembrada en San Cristóbal de las Casas desde 1959, cuando inició su labor en esa diócesis.
Samuel Ruiz conoció y entendió la miseria, la marginación de los indígenas chiapanecos y se preocupó por su fe. Modificó sus ropas religiosas para usar tejidos chamulas y tzotziles en el solideo y en la estola.
La influencia del "Tatic" (que significa padre en tzotzil) en la región y su involucramiento con los zapatistas y el subcomandante Marcos despertó sospechas, que se profundizaron cuando el EZLN lo escogió para ser intermediario ante el gobierno de Carlos Salinas.
Y mientras Samuel Ruiz participaba en las mesas de diálogo con el gobierno federal, como integrante de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), y trataba de acercar las posturas irreconciliables de Manuel Camacho y Marcos, la jerarquía católica hacía lo suyo: enviaba informes al Vaticano sobre el "protagonismo" de Samuel Ruiz.
Las cartas de México llegaron a la sede papal. El Vaticano envió a San Cristobal a un representante de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Les interesaba saber más sobre esa teología indígena y pastoral social de Samuel Ruiz.
Al entonces nuncio Girolamo Prigione y al hoy Papa, Joseph Ratzinger, les preocupaba la influencia pastoral del obispo de la Teología de la Liberación.
A los jerarcas católicos de la Santa Sede les preocupó lo que encontraron en San Cristóbal y le mandaron un obispo coadjutor. En agosto de 1995 llegó Raúl Vera, un prelado que venía de la diócesos de Ciudad Altamirano, Guerrero.

El Episcopado Mexicano también hizo su propia investigación. María de los Ángeles Fernández Mondragón, una de las mejores reporteras de la fuente religiosa, recordó en su columna titulada "El retablo de las maravillas", que el Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que presidía el arzobispo Luis Morales Reyes, encargó a Jean Meyer una investigación sobre la situación que se vivía en la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

Jean Meyer hizo un libro: "Samuel Ruiz, en San Cristóbal". Y definió al obispo con la siguiente frase:
“Pertenece a una generación que recuerda con claridad la frase de San Bernardo: Nosotros aquí somos como guerreros en el campamento, tratando de tomar el cielo por asalto, y la existencia del hombre sobre la tierra es la de un soldado”. Dicen que a la presentación de la primera edición del libro, Samuel Ruiz no se presentó.
Samuel Ruiz hacía ruido y eso resultó molesto para la jerarquía católica mexicana y para el gobierno federal. Y en 1999 llegó el milagro. Samuel Ruiz cumplía 75 años y tenía que presentar su renuncia al Vaticano para convertirse en obispo emérito. La solicitud fue aceptada por El Vaticano que, además, hizo un segundo movimiento: cambió al obispo Raúl Vera de diócesis. Lo mandó a Saltillo, Coahuila.
Y un año antes, en 1998, Samuel Ruiz ya había renunciado a su mediación en el conflicto zapatista.
El lunes 24 de enero de 2011 murió el Samuel fundador del centro de derechos humanos Fray Bartolomé de las Casas, el integrante de la Conai, el obispo de las causas indígenas, el que fue ligado al movimiento zapatista, el que se sentó con Marcos y Manuel Camacho.
Murió el Samuel Ruiz que incomodó a los representantes de la iglesia católica y al gobierno de Salinas.





 Fotos: Archivo de Excélsior