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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

24 de junio de 2011

Omisión y corrupción, balas de grueso calibre.

Una persona sabia me dijo un día que mantuviéramos el diálogo para superar las diferencias, que sí lo perdíamos volveríamos a un mundo primitivo...
Recordé esas palabras mientras conducía mi auto. Me dirigía al periódico y venía reflexionando o más bién preguntándome qué me había dejado el encuentro que sostuvieron el poeta Javier Sicilia, las otras víctimas de la violencia y el presidente Felipe Calderón.
Pensé que ese diálogo, realizado la mañana del jueves 23 de junio en el Castillo de Chapultepec, mostró las heridas abiertas de México con esos testimonios; propició que Felipe Calderón se sincerara y que otros, los de su gabienete, se evidenciaran.
 En las intervenciones de todos percibí enojo, desesperación, fastidio, incredulidad. Hubo reclamos de ambas partes: víctimas y gobernante. Cada quíen traía sus quejas, pero hubo diálogo.
Después de escucharlos a todos, mi conclusión fue que la omisión y la corrupción hieren, causan dolor y matan. Son las balas más poderosas para destruir a una sociedad.
Les cuento ahora cómo estuvo ese encuentro. Inició con un minuto de silencio por los muertos, las víctimas inocentes de la guerra contra el crimen organizado. Ese homenaje lo pidió el poeta Javier Sicilia, quien perdió un hijo en esta que él llama una guerra atroz.
El lugar del encuentro fue el Castillo de Chapultepec y fueron convocados como oradores, representantes de miles de víctimas: Javier Sicilia, Julián LeBarón, Aracely Rodríguez Nava, María Elena Herrera y Norma Ledezma. Por la autoridad: Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, la procuradora Marisela Morales y los secretarios de Gobernación, Franciso Blake Mora y de Seguridad Pública Genaro García Luna, entre otros funcionarios del gabinete.
Javier Sicilia encaró prontito a Calderon: "Ustedes son responsables de las 40 mil víctimas de la guerra contra el crimen. Está obligado a pedir perdón por los muertos". Pidió la creación de una comisión ciudadana de la verdad, un nuevo modelo de justicia, un nuevo sistema político y le dijo que México se encuentra en situación de emergencia.
Cuando terminó Sicilia, Calderón le preguntó si en verdad creía que todo es culpa del gobierno, si no le habían hablado de los Zetas y de los grupos criminales durante su caravana, si realmente creía que replegando a las fuerzas federales, el crimen dejaría de secuestrar, extorsionar y generar violencia.
Calderón le dijo que la disputa de cárteles contra cárteles es lo que genera la violencia y encuentra complicidad en autoridades corruptas.
Felipe Calderón admitió que había que pedir perdón por no haber protegido a las víctimas inocentes, pero que no pediría perdón por actuar, que si de algo se arrepiente es de no haber empezado la guerra contra el crimen antes. Dijo que prefirió enfrentar al narco para no pasar por un presidente que se hizo pato.
Coincidió con Javier Sicilia en que hay que detener la violencia, "pero sin claudicar, sin dejar a las comunidades en manos del crimen".
Julián LeBarón, quien perdió en Chihuahua a su hermano y a un amigo, los dos activistas contra el secuestro, dijo que su intención no era echarle la culpa por la violencia, porque cuando inició la guerra nadie dijo nada. "y el que calla, otorga"; pero le preguntó si quería ser recordado como el presidente de los 40 mil muertos.
Luego, lo invitó a que los acompañe en la próxima caravana que emprenderán hacia la frontera Sur del país.
Aracely Rodriguez Nava le habló al presidente Calderón de los casos de policías federales desaparecidos y que nadie ha buscado.
María Elena Herrera, madre de cuatro hijos desaparecidos, dos secuestrados en Veracruz, denunció que la PGR y García Luna no le han hecho caso. Le dijo algo cierto, que cuando yo lo escuché me estremeció: "En México, las víctimas primero tenemos que superar el miedo, después la humillación de las autoridades". Calderón se le acercó a consolarla porque mientras refería las pérdidas la señora lloraba.
Norma Ledezma, de Cd. Juárez, le reclamó al jefe del Ejecutivo el no haber recibido a Marisela Escobedo, la mujer que mataron por haber luchado para que el asesino de su hija Rubí  fuera a la cárcel. Le habló de todas las mujeres muertas en Juárez. Ella misma perdió a una hija.
Calderón tomó la palabra nuevamente y mientras hablaba de la necesidad de la participación ciudadana. Javier Sicilia lo interrumpió para preguntarle: "puedo prender un cigarro".
Calderón le respondió que no estaba seguro de que la ley lo permitiera y le ofreció un receso. Javier se relajó, rió y permitió que el presidente continuara.
Luego vino la interrupción de María Elena Herrera quien exigió a la procuradora Marisela Morales actuar. Le dijo que la mejor forma de honrar la condecoración que le dieron en EU es resolviendo los casos pendientes.
Luego tocó el turno de Blake Mora y mientras daba cifras fue interrumpido, pero por Felipe Calderón:
"Javier estamos en un espacio público pero abierto, así que mi conclusión es que sí se puede fumar".
Javier Sicilia prendió su cigarro, tomó sus hojas y siguió escribiendo.
El diálogo duró más de tres horas, hubo intervenciones espontáneas de otras víctimas ahí presentes. Cuando volvió a tocar el turno de Javier Sicilia, el poeta le dijo: "Señor Presidente no le cuestionamos su ataque a los delincuentes, el problema es que se lanzó a la guerra con instituciones podridas".
También le preguntó por qué le cuesta trabajo reconocer que no ha podido desmantelar las estructuras de corrupción en las policías. Y de pasó le reclamó la pifia del caso Hank Rhon.
Luego, el poeta se levantó de su silla y le dijo: "esto no es un look", mientras le mostraba su ropa y los objetos que traía encima. "Son rosarios, escapularios, botones que me dieron las víctimas en la caravana".
Calderón se levantó y el poeta le entregó un escapulario. El encuentro estaba a punto de concluir.
Y con el diálogo sucedieron cosas y se arrancaron compromisos. Javier Sicilia logró que Felipe Calderón pidiera perdón a las víctimas y el presidente pudo dejar clara su estrategia: "Hay que tomar la calle, en vez de los criminales.Yo voy a mandar al Ejército para que ni se asomen".

16 de junio de 2011

Leonora Carrington, una mujer adelantada a su tiempo.

La noche del miércoles 25 de mayo murió Leonora Carrington, pintora y escultora, reconocida como la última exponente del surrealismo.
Leonora fue una mujer que desafió su destino. Nació en 1917 en el seno de una familia de fabricantes textiles de Reino Unido, fue la única mujer de cuatro hermanos y antes de estudiar arte estuvo en varias escuelas religiosas donde fue expulsada por su espíritu rebelde.
La juventud de Leonora estuvo marcada  por Max Ernst, con quien se casó, Picasso, Salvador Dalí, Renato Leduc y la persecución nazi. Vivió en París, España y llegó a México con ayuda de Renato Leduc.
A la pintora le maravilló México, le impactó nuestra cotidianidad, nuestra forma de vivir, ser y pensar. México y su gente se convirtieron en el mundo paralelo de Leonora.
Aquí conoció a Remedios Varo, vivió en la Tabacalera, esperaba a Renato Leduc en un café llamado Los Pericos, cuenta el periodista Joel Hernández en una biografía que hizo de Leduc.
Después, Carrington se instaló en la Roma y ahí en la calle de Chihuahua vivió sus últimos días. Era el mejor secreto guardado en México.
Leonora nos dejó sus pinturas y esculturas, una de ellas llamada El Cocodrilo que está en Paseo de la Reforma y una más de un ser surrealista en Reforma y Gandhi.
Leonora Carrington, sin duda, una mujer que se rodeó de la cultura, el arte y que aportó. Sin duda, una mujer adelantada a su tiempo.

Les comparto mi cápsula en Encuentro de Opiniones de TVAzteca:

http://www.tvazteca.com/capitulos/encuentro-de-opiniones/52881/la-muerte-de-leonora-carrington

Y aquí les dejo unas ligas de textos sobre Carrington publicados en Excélsior que valen mucho la pena:

"Murió el secreto mejor guardado, el poema que camina", de Luis Carlos Sánchez:
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=negro-nota&cat=60&id_nota=740193

"Leonora Carrington y Renato Leduc, amor convenido", de Joel Hernández Santiago:
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=negro-nota&cat=60&id_nota=740473


 

Murió 'el secreto mejor guardado, el poema que camina'

Murió 'el secreto mejor guardado, el poema que camina'