La imagen de la noticia

La imagen de la noticia
Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

19 de mayo de 2014

¿Cuál es el perfil del niño mexicano? Entre Mujeres

Polémica campaña sobre la lactancia materna en el DF/ Entre Mujeres

El caso de las niñas nigerias secuestradas por grupos radicales/ Entre M...

Rigor

“Los buscadores (de internet) son, en realidad, bastante estúpidos. Aunque es ridículamente impresionante recibir resultados de Google en cuestión de milisegundos sin importar el término que se busque, esos resultados se limitan a las coincidencias de la frase exacta que has tecleado. Los buscadores no pueden inferir cosas que no hayan sido explícitamente enunciadas (…) Un ser humano, sin embargo, puede hacer esas inferencias muy fácilmente”.
El párrafo anterior, tomado del libro 64 cosas que debes saber sobre la era digital. Cómo enfrentar el futuro sin miedo, del experto británico Ben Hammersley y puesto a circular recientemente en México por editorial Océano, ilustra una de las paradojas de la vida contemporánea: la tecnología nos ha brindado herramientas formidables para la búsqueda y el cruce de datos que facilitan la investigación.
Pero ni el más poderoso programa cibernético sustituye la interpretación personal, el procesamiento de información para abstraer, explicar y, en la medida de lo posible, mejorar nuestra realidad.
Como muchos mexicanos, me enteré con asombro y enojo de los resultados del Mapa del Magisterio de Educación Básica en México, realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), que mereció una amplia cobertura mediática por sus números francamente escandalosos. Acaparó la atención el dato de que 70 profesores ganan más que el Presidente de la República, pero también dos perlas suculentas para alimentar el morbo: el que un profesor de Oaxaca gane 603 mil pesos al mes y que hay mil 441 maestros de Hidalgo que nacieron el 12 de diciembre de 1912 (los ya famosos Lupitos), y cada uno de ellos cobra al menos 148 mil pesos mensuales.
Como suele ocurrir tras la revelación de una noticia bomba, el seguimiento posterior y las precisiones no suelen provocar el mismo morbo.
La SEP y los gobiernos de las entidades aludidas no se quedaron con los brazos cruzados. Educación Pública dijo que el análisis del Imco “carece de seriedad y rigor”. Oaxaca negó que un profesor ganara más de 600 mil pesos mensuales y precisó que al maestro se le retuvo el salario durante un año por un problema administrativo y luego se le resarció prácticamente de golpe.
Hidalgo aclaró que no existen mil 441 docentes nacidos el mismo día, sino que corresponden a personas que cobran pensión alimenticia y que para efectos de llenar en un formulario el campo correspondiente a su Registro Federal de Causantes se les asignó como fecha de nacimiento 12/12/12.
El Imco respondió en un comunicado que su mapa fue generado con base en información pública obtenida del portal electrónico de la SEP el 20 de marzo.
En este espacio hemos cuestionado reiteradamente que, en materia educativa, los gobiernos de los estados hacen muy poco en favor de su causa. Al no haber un proceso homologado para consignar cómo se distribuyen los recursos públicos, queda abierto a la arbitrariedad de cada entidad para elaborar registros que no sólo entorpecen la fiscalización, sino que contravienen toda lógica. Ya no hablemos de revolver a maestros con beneficiarios de pensiones. Los RFC donde todos aparecen con los tres doces es por sí solo un acertijo que, si no fuera lugar común, no dudaría en calificar de kafkiano.
Sin embargo, aunque el propósito del Imco, según su respuesta, “forma parte de una discusión pública orientada al fortalecimiento de la transparencia”, su estrategia de difusión también me provoca dudas y como ciudadana estoy obligada a expresarlas, sin que ello parezca que avalo el desgarriate con el que operan los registros públicos en México.
El Imco explicó que para su investigación extrajo los datos de las nóminas de los estados por medio de una técnica llamada “scrapeo web”, por medio de la cual se realiza una búsqueda determinada para obtener perlas como las ya mencionadas. El programa utilizado arrojó datos espectaculares que reflejan inconsistencias monstruosas, no necesariamente realidades. Es decir, lo que pareciera un descarado desfalco a las finanzas públicas bien puede ser un simple error de dedo. Injustificable, pero si lo que se busca es la transparencia, es necesario dilucidarlo.
Y no me refiero sólo a los números escandalosos. Cuando el Imco dice que el sueldo promedio mensual de un profesor en México es de 25 mil pesos, sin duda es consistente con la aritmética, pero no con la realidad, o al menos con otras fuentes. El Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo ha señalado, por ejemplo, que el salario mensual promedio de un docente es de ocho mil 500 pesos.
También llama la atención que, en la joya de la corona, los 70 maestros que ganan más que el Presidente de la República, el Imco no diera las cifras precisas de cuánto ganan exactamente esos profesores, y se limitaran a decir vagamente que ganan más de 193 mil 400 pesos al mes, cantidad que, por cierto, corresponde a la declaración patrimonial del presidente Enrique Peña Nieto de 2013.
El Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2014 indica que la remuneración anual total neta del Presidente de la República (incluyendo aguinaldo, prima vacacional, gratificación y otras prestaciones de ley) es de tres millones 054 mil 97, es decir, un promedio mensual de poco más de 254 mil pesos. Desconozco por qué el Imco eligió como parámetro la cantidad del año pasado,¿sería para cuadrar las cifras y garantizar el dato estruendoso? Que conste que es sólo una duda.
Los software son muy útiles, qué duda cabe. Pero, ¿no habría valido la pena haberle dado el tiempo suficiente para madurar la investigación, contrastar los datos numéricos obtenidos en el buscador cibernético con documentos solicitados directamente a las dependencias involucradas y, mejor aún, contactar a esos maestros y verificar si de verdad viven con el salario que dicen que perciben?
En la medida que el Imco calculó el mejor timing para lanzar su bomba (la víspera del Día del Maestro), logró un escenario propicio para hacer ruido y ganar las ocho columnas de los diarios. ¿No la transparencia amerita un poco más de rigor?
No siempre dos más dos son cuatro ni siempre el camino más corto entre dos puntos es una línea recta. Un par de frases que ilustran que, por más perfectas que sean las matemáticas y por más contundentes que pudieran parecer los números, la realidad se presenta un poco más compleja. Vale más describirla como es.
            Twitter: @Fabiguarneros


Fabiola Guarneros Saavedra-Rigor

Definiciones

Léase con voz de infomercial televisivo: ¿Siente que lee las noticias y ya no capta nada? ¿Que, como diría Monsiváis, no entiende lo que está pasando o ya pasó lo que estaba entendiendo? ¿Que los personajes públicos hablan en un lenguaje oscuro e incomprensible e inventan palabras que sólo provocan levantamiento de cejas?
No se preocupe: le traemos aquí el minidiccionario de términos para sobrevivir a los nuevos tiempos. Nos hemos abocado a encontrar definiciones que dan luz a tiempos indefinidos. No es un glosario avalado aún por alguna academia, pero creemos urgente y de obvia resolución que se difunda. Que los guardianes de la transparencia informativa nos protejan.
* Aproximación (Mesa de): Grupo de legisladores que negocia la legislación secundaria de una reforma electoral de próxima (y se supone urgente) aparición, aunque por sus resultados, más bien debiera llamarse de alejamiento.
* Armonización: Adecuación de las leyes locales de una entidad federativa a la Constitución Política. En el caso de la Reforma Educativa, “armonizar” significa cambiar la redacción de sus leyes para dejar las cosas como están y que todo quede en armonía. En Oaxaca, esto se traduce en no hacer nada.
* Artículo 129 de la Ley de Competencia: (sin definición)
Autodefensas: Civiles armados, aunque hay que saber distinguir a los auténticos de los falsos. Los primeros deben tener un vocero reconocido, mientras que los segundos son susceptibles de ser detenidos y de que les imputen delitos.
* Auto de formal prisión: Formalidad que aplica en automático a quien ya lleva más de un año presa.
* Candidaturas comunes: Todos Unidos Contra _______ (anote en el espacio en blanco el candidato o político de su preferencia).
* Ciudadano: Celebridad preocupada por el futuro del país que puede pagar desplegados en periódicos para preguntarle sus dudas al gobierno, que consigue que éste le responda y que, una vez que le contestaron, propone debates televisados en prime time.
* Consenso: Búsqueda a como dé lugar del voto de las tres principales fuerzas políticas. Sustituye al vocablo “Pacto”, palabra que tuvo que ser eliminada del diccionario debido a que cayó en desuso.
* Convocados: Relación de los futbolistas convocados a jugar el Mundial de Futbol pero que genera debates más encendidos que si fuera la lista del gabinete.
* Cuarteaduras: Fisuras provocadas en el Congreso (por los sismos, por supuesto).
* Desarme: Registro de armas.
* Desarrollo social: La familia pequeña vive mejor.
* Extraordinario: Un acontecimiento fuera de lo ordinario, poco común, inusual, raro, insólito, excepcional. Que se legisle, por ejemplo.
* IFE: Siglas del ya desaparecido Instituto Federal Electoral, pero que seguirán vigentes mientras sigan pidiendo en los bancos las credenciales que expedía para votar pero que la gente más bien usa para identificarse.
* INE: Siglas del nuevo Instituto Nacional Electoral, que tiene altas probabilidades de organizar los próximos comicios con las reglas con las que operaba su antecesor (véase IFE).
* Leyes secundarias: Las que, como su nombre lo indica, pueden pasar a segundo término.
* Mayoriteo: Dícese de cuando un partido utiliza su mayoría calificada en un Congreso para imponer una ley. Utilícese preferentemente para normas progresistas en la Ciudad de México, pero evítese a toda costa en el caso de las reformas estructurales a nivel federal. (Véase Consenso)
Must carry/must offer: Servicios que quizá algún día aparezcan desglosados en su recibo de televisión por cable.
* Negociación: Todo aquello que pasa mientras un partido elige a su nuevo dirigente.
* Papá Pitufo: Personaje barbado con indumentaria azul que se encarga de la seguridad de una comunidad situada en un escenario medieval. No se confunda: su enemigo es un malvado brujo, no un caballero templario.
* Plazo fatal: Dícese del límite de tiempo que, como su nombre lo indica, irremediablemente se muere porque nunca se cumple.
* Precontingencia: cuando los ciudadanos se preparan para no poder circular con su automóvil por las calles de la ciudad. Ocurre justo previo al Día del Maestro. Tome sus precauciones.
* Preponderante: Nombre oficial de los agentes económicos que ya todo el mundo sabía que eran muy importantes.
* Proceso interno: Todos contra todos.
* Red de prostitución: contratación de trabajadoras a quienes cierto líder impresentable les hará proposiciones impublicables.
* Toalla: Utensilio de tela carísimo que en el sexenio deVicente Fox se compraba a precios carísimos y que actualmente sirve parta atentar contra el pudor.


Fabiola Guarneros Saavedra-Definiciones

A extraordinario

Si diputados y senadores fueran estudiantes, su calificación sería de reprobados y, por ende, se irían a extraordinario.
Pero a los inquilinos de San Lázaro no parece preocuparles su trabajo legislativo ni mucho menos los resultados. Se autoengañan. A su propia autoevaluación ya sólo le falta una palomita, una estrellita o el sello con el dibujo de una abeja que diga “tarea cumplida”.
Según sus cuentas, en el periodo ordinario que concluyó el pasado miércoles se “logró la aprobación de 85 dictámenes, de los cuales 74 son decretos, cuatro son nuevas leyes y hubo siete reformas constitucionales”.
Aficionados como son a resumir sus logros en números, los diputados bien podrían incluir en su balance que la minuta de la Ley de Competencia Económica tuvo que ser aprobada con un artículo que… ¡no tiene texto!
En efecto, por un error atribuido a “servicios parlamentarios”, a la hora de numerar el artículo de la minuta enviada por el Senado se saltaban del 128 al 130, por lo que los diputados debieron agregarle un artículo 129 que no tiene texto para evitar que fuera devuelto a los senadores. Todo, con el fin de “dar certidumbre”.
Pero si “dar certidumbre” fuera una materia escolar, esa es justo la que el Congreso fue incapaz de acreditar ni siquiera de panzazo. Otro ejemplo fue el Senado: a pesar de que aprobó 38 leyes y reformas, no pudo concretar 55% de los proyectos a los que se comprometió.
¿A alguien le importa? Como diría el clásico, si a los legisladores no, al resto de los mexicanos tampoco. Pero justo en eso radica lo más grave.
Expertos en el manejo de los tiempos a su antojo, los representantes populares tienen siempre a la mano el recurso de sacarse de la manga uno, dos o tres periodos extraordinarios, los que hagan falta para reponer la tarea que no se hizo a su debido tiempo, por las razones que sean.
Porque a la gente, los que pagamos su salario, no nos importa cualquier peregrina coyuntura política que se les atraviese a los partidos en el momento de crear las leyes que en teoría nos beneficiarán a todos, sin importar colores ni preferencias ideológicas.
Esta vez fue el proceso interno del PAN para elegir líder nacional lo que obstaculizó el proceso legislativo, como en otras ocasiones que se atravesaron elecciones municipales en tal o cual estado. No importa. Desde ningún punto de vista hay una lección cívica que podamos inculcar a nuestros niños, a nuestros jóvenes, a nuestros universitarios o a quienes debutan en el mercado laboral.
El mensaje que el Congreso manda es: ni los tiempos ni las formalidades importan.
Si un alumno empieza a hacer en la noche del domingo la tarea que tiene que entregar el lunes por la mañana, lo más natural es que el trabajo salga mal hecho, con errores graves y sin que cumpla el cometido del ejercicio, que es el de adquirir conocimiento. En teoría, la Ley de Competencia Económica no tenía mayores problemas en cuanto a consensos. Si al final se aprobó con un artículo que, literalmente, no dice nada, es porque terminó atrapada en el embudo que atoró al resto de las reformas y, también hay que decirlo, por la propia irresponsabilidad de los legisladores que se sirvieron con la cuchara grande dándose más de una semana de asueto en Semana Santa, cuando la cantidad de iniciativas a procesar ameritaba un trabajo más intensivo.
Aun con semejante erratota se prefirió aprobar la Ley de Competencia Económica o, de lo contrario, se iba también a extraordinario. Pero no importa, si al fin y al cabo, como justificaron los diputados, “no afecta en lo absoluto la aplicación de la ley”.
Faltará ver qué dicen los expertos en derecho legislativo, pero si los legisladores creen que sus dilaciones “no afectan en lo absoluto la aplicación de la ley”, sería bueno que les preguntaran a los recién nombrados consejeros del Instituto Nacional Electoral qué opinan acerca de la incertidumbre en la que dejaron por lo pronto su operación, al quedar en suspenso las nuevas reglas que regirán los comicios, a 60 días de que venza el plazo constitucional para que éstas queden debidamente establecidas.
Y ya se verá si la tardanza para establecer la legislación secundaria en materia de telecomunicaciones —que por mandato de la propia reforma constitucional debió estar lista en diciembre pasado— no generará una lluvia de amparos por parte de los principales actores, contradiciendo los buenos deseos de los representantes populares, que esperamos no tengan el mismo desaseo en el procesamiento de la mucho más delicada Reforma Energética, en la que un sólo artículo mal redactado será oro molido para los detractores que pretendan impugnarla en tribunales.
Y sí, fueron estos mismos legisladores los que aprobaron y procesaron una Reforma Educativa que en sus partes sustantivas ha quedado en letra muerta. Frente a eso, como en la escuela, no hay extraordinario que valga. Es mejor repetir la materia.
                Twitter: @Fabiguarneros
Fabiola Guarneros Saavedra-A extraordinario

César Chávez

Tuve el privilegio de asistir a la premier de la película César Chávez, dirigida por Diego Luna y que relata la vida de un mexicano-estadunidense que luchó por los derechos de los trabajadores agrarios en Estados Unidos y que, además, el pasado miércoles cumplió 11 años de su fallecimiento. La cinta motivó en mí reflexiones que comparto con ustedes.
Estoy consciente de que se trata de una obra de ficción que debe recurrir a recursos dramáticos para captar la atención del espectador y brindar un aura de héroe al personaje.
Desde ese punto de vista, considero que la de Luna es una narración honesta que privilegia las motivaciones políticas de Chávez, sin dejar de retratar al hombre que, en algún momento, enfrentó un dilema por el reclamo de su hijoFernando, quien se sintió desplazado por culpa del movimiento de su padre.
Sobre la vida de Chávez se conoce poco y no tengo mayores elementos para avalar o contradecir la fidelidad a los hechos históricos reales. Sin embargo, este proyecto contó con la colaboración de Dolores Huerta, quien luchó al lado del activista, y considero que su presencia en la premier que ofreció el embajador de Estados Unidos en México, AnthonyWayne, es una garantía de que la mirada de Diego Lunareflejó con el mayor apego posible los ideales del movimiento por los derechos de los campesinos.
La cinta nos muestra a un líder que supo que la palabra convence, pero el ejemplo arrastra, por eso regresó a los campos para ensuciarse las manos, vivir los maltratos, mal comer y mal dormir junto con miles de campesinos que cumplían jornadas intensas por unos cuantos dólares. Con ellos, desde las entrañas de los cultivos, Chávez los convenció de que debían luchar por mejores condiciones laborales, por un trato digno y una paga justa.
Su familia se involucró en esa tarea, al igual que su amiga y compañera de lucha Dolores Huerta, con quien fundó la Unión de Trabajadores Campesinos (UFW) y una caja de ahorro. Organizar a los jornaleros llevó tiempo, desgaste, tuvo que enfrentar el poder de los dueños del dinero, de las tierras, de los cultivos y hasta de las autoridades del condado de Delano, California, coludidas con los agricultores.
En los sembradíos trabajaban mexicanos, filipinos, árabes, y unirse les costó vencer su individualismo y el miedo a perder el empleo y la poca paga. Los agricultores le apostaron al “divide y vencerás” y llevaron mexicanos indocumentados a trabajar a los campos. Y en eso Chávez no estuvo de acuerdo, no los quería, incluso los combatió.
Logró, en una primera etapa, que los campesinos dejaran de laborar en los campos y su segundo paso fue promover un boicot contra la uva, la cultivada y procesada en los viñedos de California. Organizó grupos de apoyo para recorrer otros estados y en las tiendas o supermercados donde vendían uvas hubo protestas, campesinos que contaron su historia, las condiciones en las que trabajaban y la mala paga que recibían. Chávez logró la simpatía de familias estadunidenses que se sumaron al boicot y dejaron de consumir esos productos.
Mientras veía esa historia —que Diego Luna cuenta mezclando la ficción con escenas tomadas de la vida real, pues utilizó videos, discursos y fotografías de esa época—, pensé en los trabajadores del campo mexicano. Vino a mi mente la imagen de mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos y hondureños amontonados en las cajas de carga de los camiones de redilas, porque así son trasladados a los campos de cultivo. Me acordé de las señoras con sus rostros cansados, sosteniendo a sus hijos menores en sus rebozos, y de los niños con sus pies resecos, descalzos y con hambre.
Sentí vergüenza, impotencia, porque aquí no hemos hecho nada, no sabemos organizarnos, no nos comprometemos con una causa.
La historia de César Chávez se ubica en el año 65, él no tuvo todas las herramientas de comunicación que hoy existen. Utilizó su voz, sus caminatas y a Don Sotaco, la caricatura de un trabajador agrícola que publicaba en el periódico de su organización, El Malcriado.
Hoy, con teléfonos, celulares, satélites, internet y redes sociales, no logramos cerrar filas en torno a una causa social. ¿Será que aquí la palabra “movimiento social” no está lo suficientemente acreditada entre la población como para motivar un cambio en muchos de los problemas que siguen pendientes?
Pienso, por ejemplo, en la última gran movilización que unió a todos los sectores de la sociedad en torno a una lucha común, la marcha contra la violencia e inseguridad del 30 de agosto de 2008, en cuya cobertura trabajé para esta casa editorial, pero en la que también participé como ciudadana indignada por el sentimiento de vulnerabilidad que dejó en muchos el secuestro y posterior asesinato del jovenFernando Martí.
¿Sirvió de algo? Estoy segura que sí. No resolvió el problema de fondo, pero puso el tema sobre la agenda y movió a las autoridades, gobierno y legisladores a diseñar leyes y aplicar políticas que en otras épocas simplemente no hubieran existido. No era la primera marcha ni fue la última de este tipo (años después, el poeta Javier Sicilia encabezó una amplia movilización tras el asesinato de su hijo), pero sí estoy segura que aquella tarde, miles de personas vestidas de blanco y armadas con el poder de su caminar silencioso cambiaron la forma de enfrentar a la criminalidad en México.
Después de conocer la epopeya de Chávez, estoy convencida de que hacen falta en México más movilizaciones sociales en favor de cambios significativos. Lamentablemente, los grupos que tienen monopolizadas las calles con marchas y bloqueos cotidianos tampoco representan al mexicano más desprotegido, pero creo que bien vale la pena darles la vuelta.
                Twitter: @Fabiguarneros


Fabiola Guarneros Saavedra - César Chávez