La imagen de la noticia

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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

30 de marzo de 2014

Juego limpio

Hoy, día del clásico Guadalajara-América, la pasión puede desbordar los ánimos.
Lamentablemente, no estoy tratando de ensayar mi debut en el género de la crónica deportiva. La tensión a la que me refiero no es la propia de un partido habitual de la liga mexicana ni uno con tanta tradición como el que se llevará a cabo la tarde del domingo en la capital tapatía.
Me refiero a los hechos de violencia ocurridos el sábado 22 de marzo en las gradas del Estadio Jalisco, en el que varios aficionados con playera de las Chivas agredieron a policías durante la celebración de otro clásico de arraigo jalisciense, el del llamado Rebaño Sagrado contra los rojinegros del Atlas.
Más allá de las consecuencias directas de la trifulca —la clausura del estadio y la detención de los presuntos agresores—, es necesario determinar si detrás de esta agresión existen causas profundas y no dejar que el debate se circunscriba a una circunstancia meramente deportiva.
La violencia en los estadios no es nueva ni exclusiva de México. Son de sobra conocidos los casos de los hooligansingleses y las barras bravas argentinas, cuya brutalidad ha llegado a causar incluso muertes. Una primera explicación sería decir que las porras mexicanas actúan por mímesis, y tiene sentido tratándose de un deporte global, en el que por igual pueden importarse desde Europa y Sudamérica los estilos festivos para animar a los equipos —las olas y los cánticos— que las formas poco civilizadas de dirimir las diferencias entre aficionados.
Pero de igual forma no podemos desligar estas conductas del contexto mexicano, en el que las manifestaciones violentas por parte de jóvenes se han vuelto constantes e incluso ya nos preparamos para ellas. Un ejemplo son las marchas para conmemorar la matanza del 2 de octubre de 1968: durante muchos años fueron concentraciones pacíficas que reunieron a los participantes en aquellos hechos con las nuevas generaciones de estudiantes. Pero de unos años a la fecha se han convertido en pretexto para que grupos de vándalos —algunos autoidentificados como “anarquistas” y con el rostro oculto— causen destrozos en edificios y saqueen comercios, con la tranquilidad de que no se les detendrá, y si se les detiene, no se les castigará ni se les obligará a resarcir los perjuicios cometidos. En varias de estas manifestaciones, los policías y granaderos han sido objeto de agresiones que, al quedar impunes, lesionan irremediablemente la autoridad de los agentes. No nos extrañe entonces que los vándalos de los estadios se sientan envalentonados para atacar a los guardianes del orden. 
El paralelismo entre ambas violencias es que se da en contextos de alta polarización, una por posiciones políticas encontradas y otra intrínseca que se da por la rivalidad entre adeptos de equipos rivales. Pero en ambos escenarios esta oposición de contrarios se ejerce en un valor entendido, el de privilegiar la convivencia pacífica y la discusión ordenada, y no convertir la discrepancia en agresión. Lo que en el deporte se llama juego limpio, en la política se llama civilidad.
En cualquiera de los dos casos la agresión física es inadmisible. La que se da en el ámbito político amerita un análisis aparte. Centrándonos en la más reciente, la del futbol; es imperativo alejar cualquier atisbo de envilecimiento de un espectáculo que representa parte del sano y necesario esparcimiento para una sociedad.
Puede gustarnos o no el futbol como deporte y en su manejo profesional tiene aspectos cuestionables. Pero su arraigo entre la población de todas las clases sociales es innegable. Con el paso de los años ha roto la barrera del género y cada vez más mujeres gustan del balompié. Aun cuando fue eliminada, la selección femenil sub-17 tuvo una actuación más que digna en el mundial de Costa Rica. Es triste que su desempeño haya sido opacado por el escándalo de las porras.
Hay familias que asisten a los estadios para divertirse en su tiempo libre y debe garantizarse que ejerzan este derecho con tranquilidad. Por lo mismo, preocupa que en el futbol profesional el espectáculo no esté en la cancha, sino en la tribuna. Y qué bueno que la tribuna de la Cámara de Diputados haya tomado cartas en el asunto para aprobar la creación del delito de violencia en eventos deportivos, con castigos para quien la perpetre hasta por cuatro años y medio de cárcel y multas de 20 a 90 días de salario mínimo.
Independientemente de las posibles inconsistencias que puedan encontrarse a las nuevas disposiciones, es saludable que los legisladores hayan tenido la suficiente responsabilidad social para atajar radicalmente las explosiones de violencia que, además, pueden tener orígenes más profundos, derivados de fisuras en el tejido social, producto a su vez de problemáticas relacionadas con la educación, la economía y la falta de oportunidades. Sacar la tarjeta roja a tiempo no resuelve lo esencial, pero es un buen paso para que impere el juego limpio.

Publicado en Excélsior el domingo 30 de marzo




Fabiola Guarneros Saavedra-Juego limpio

27 de marzo de 2014

La imagen pública de los políticos

Los legisladores nunca han destacado precisamente por gozar de una buena imagen ante el resto de la población. Sobran las denuncias públicas de cómo se despachan con la cuchara grande con altos salarios y viajes, y es frecuente que aparezcan retratados durmiendo en las sesiones o jugando con sus iPads. Tampoco son un dechado de imaginación a la hora de promoverse: recientemente difundieron spots en los que casi casi teníamos que agradecerles hasta su existencia. Por si todo esto fuera poco, nuestros políticos no se han percatado de la importancia de la imagen pública sobre todo en tiempos de redes sociales. Lo mismo les da utilizar el recinto camaral para una pachanga personal que compartir fotos tomando el sol como una iguana o bailando al lado de personas vinculadas con el crimen organizado, como la perredista Iris Vianey. Sin duda, a los legisladores no les podemos regatear el mérito de desafiar todo el tiempo nuestra capacidad de asombro

Les comparto mi comentario en Azteca Opinión:

http://www.azteca.com/capitulos/encuentro-de-opiniones/197069/encuentro-de-opiniones-la-imagen-publica-de-los-politicos

¿A quién beneficia el Seguro de Desempleo?

Si usted se quedara sin trabajo, ¿le gustaría recurrir al dinero que tiene guardado en su fondo de vivienda para poder sobrellevar el tiempo que tarde en encontrar un nuevo empleo? Esto ahora es una posibilidad con el nuevo seguro de desempleo. Sin embargo, el beneficio sólo aplica para los trabajadores del sector privado, es decir para las personas que cotizan al Infonavit. Más que aliviar los efectos del desempleo en la población más necesitada, el seguro que propone el Ejecutivo federal busca erradicar la informalidad y que el gobierno deje de ser asistencialista. Generó polémica en Cámara de Diputados el hecho de que este seguro se financie con el 60% del fondo de vivienda, pero ¿sabía usted que de los 17 millones de trabajadores que hoy cotizan sólo 5.4 millones han hecho uso de su crédito de vivienda?, ¿y que hay 190 mil millones de pesos de 22 millones de personas que cotizaron y ya no están en activo? Es decir, hay recursos ahí que bien pueden servir para hacer frente, por lo menos, a 6 meses de desempleo. Usted decide

Les comparto mi comentario en Azteca Opinión:

http://www.azteca.com/capitulos/encuentro-de-opiniones/202192/encuentro-de-opiniones-seguro-de-desempleo

Comisionitis

Los homenajes de los políticos o las formas de solucionar las crisis...

Hoy se cumplen 20 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio y la clase política, previsible como es, intenta honrar su memoria con la retórica habitual de este tipo de efemérides. Aunque de manera involuntaria, encontró en los hechos una forma de hacer honor a esta conmemoración más acorde con su práctica habitual de hacer como que resuelve los problemas: resucitando las comisiones especiales en el Congreso.
La comisión especial de legisladores que en el 94 dio seguimiento a las investigaciones del atentado contra el candidato presidencial no fue la primera de su tipo, pero sí fue paradigmático de una forma de abordar las crisis políticas que es, podríamos decirlo así, muy a la mexicana.
Las funciones de los integrantes del Congreso de la Unión están claramente definidas en la Constitución y entre ellas no está la de ser todólogos o ajonjolís de todos los moles. Sin embargo, es explicable dado el protagonismo y la exposición pública inherentes a su cargo: diputado o senador que no tiene pretexto para hablar, no es visto. Y como dice el refrán, santo que no es visto no es adorado... ni tiene oportunidad de impulsar su carrera política.
Aún concediendo que su creación estuvo motivada por la buena fe de vigilar el avance de las indagatorias en un hecho que conmovió a la nación, las comisiones que se instalaron en ambas cámaras para el caso Colosio significaron un festín para los periodistas, porque todos los días daban nota: un clásico de la época era preguntar a cualquiera de sus integrantes si se citaría a declarar a Carlos Salinas de Gortari, con la presunción de que como ex Presidente de la República tendría “información privilegiada” . La respuesta, palabras más, palabras menos, iba siempre: “Citaremos a todos aquellos que puedan aportar elementos a la investigación”. Ya con eso los editores tenían pretexto para cabecear: “El Congreso citará a Carlos Salinas”.
Con una actitud detectivesca, los representantes populares fungieron como una suerte de Ministerio Público paralelo, revisando los expedientes, entrevistando a los personajes involucrados, contradiciendo (¡faltaba más!) las versiones oficiales y elaborando sus propias hipótesis y elucubraciones, que solían ser más bien especulaciones. Por supuesto, no se trataba de llegar a la verdad, sino de comprobar hasta donde fuera posible la hipótesis de que se trató de un crimen de Estado (el famoso complot) y refutar hasta aniquilar la versión del “asesino solitario”.
Porque de lo que se trataba en la comisión era “hacer justicia” y eso significaba necesariamente “ajusticiar” (políticamente hablando, por supuesto) a algún personaje, encontrar el nombre del culpable (sobre todo si ese nombre coincidía con el que proclamaba la vox pópuli) y hacerle pagar por el crimen. De ahí que otra declaración sumamente agradecida por los reporteros era la que, pronunciada por algunos de aquellos fiscales de ocasión, resumía el sentir popular con estas palabras (léanse con toda solemnidad): “Nadie estará por encima de la ley”.
¿Fue útil o no su trabajo para esclarecer esa y otras polémicas (hubo hasta “Comisión del Caso Conasupo”, uno de los tantos escándalos relacionados con Raúl Salinas de Gortari destapados después de que se le acusara de otro crimen político de 1994, el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu)? ¡Por supuesto que no!
Hasta donde recuerdo, las comisiones no aportaron un solo dato que modificara el fondo de los asuntos indagados. Sus resoluciones e “informes” ni siquiera tenían el valor de una recomendación y, dado el poco prestigio que desde entonces arrastraban, tampoco servían para erigirse como una especie de tribunal moral. Máxime si todo el tiempo sus integrantes, provenientes de todos los partidos, utilizaban esos foros para acusar a los adversarios de “falta de voluntad política” para avanzar en la investigación. Y, desde luego, el tiempo y dinero que se consumieron en esos argüendes jamás se tradujeron al menos en leyes que mejoraran la investigación de casos delicados en México. 
Pero también vale la pena recordar en qué contexto surgieron estas comisiones: eran los últimos años del dominio absoluto del Revolucionario Institucional en el Poder Legislativo. En las elecciones de 1994 el PRI aún retuvo la mayoría en el Congreso de la Unión, en el que la oposición (la histórica del PAN sumada a la del recién creado PRD) tuvo una creciente presencia, pero ni siquiera unida contaba todavía con los suficientes votos para resistir la aplanadora priista. En esos años de la transición democrática, las comisiones especiales eran altavoces de la oposición para ofrecer visiones distintas a la oficial. Varios de sus integrantes genuinamente investigaron y encontraron datos que sirvieron para provocar un debate público que hasta ese entonces era mínimo. Se volvieron un contrapeso, de mucho ruido y pocas nueces, pero necesario en las últimas horas de aquella entonces invencible mayoría tricolor.
La situación cambió a partir de 1997, cuando el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y desde entonces ninguna fuerza política la ha vuelto a tener. Tres años después, el PAN llegó a la Presidencia de la República. Aparejado a la alternancia, las comisiones especiales perdieron mucho de su valor de contrapeso político y no volvimos a saber de ellas sino hasta ahora, con motivo de los escándalos en Oceanografía y la Línea 12 del Metro. Llama la atención que surgen ahora que el PRI recuperó la Presidencia, y el PAN y PRD viven complejos procesos internos para renovar sus dirigencias nacionales y ambos escándalos afectan a alguno de sus contendientes (el del proveedor de Pemex en el caso del calderonismo, representado por Ernesto Cordero, y el del transporte político en lo que respecta a las aspiraciones de MarceloEbrard).
Sea como fuere, las nuevas comisiones seguramente volverán a ser una fuente rica en declaraciones estridentes y nutriente natural de encabezados periodísticos, pero nada más. Si la clase política quisiera verdaderamente honrar la memoria de Colosio, debería darse cuenta de que aquel mítico discurso donde el candidato veía un México de pobreza sigue vigente en nuestros días, igual que la corrupción y la inseguridad. Lo menos que podrían hacer es dejar de seguir desperdiciando el tiempo y el dinero en infiernillos.
@FabiGuarneros

17 de marzo de 2014

Oaxacanizar

¿Qué pasaría si cada quien adecuara la ley a su circunstancia particular? Sería como tropicalizar o oaxacanizar la ley ¿no? Los invito a leer mi Mensaje Directo.

La naturaleza del oficio periodístico obliga a jerarquizar. Hay días en que la agenda informativa se satura de acontecimientos tan relevantes como escandalosos, que por necesidad alguno queda injustamente relegado.
El fraude de Oceanografía, la suspensión de buena parte de la Línea 12 del Metro, la segunda muerte de Nazario Morenoy el arresto del líder de las autodefensasHipólito Mora, acapararon reflectores y atención mediática, dejando en un segundo plano un asunto igual o quizá más importante, por lo que significa para una agenda que sigue pendiente: la educación.
El pasado lunes, el gobierno y el Congreso de Oaxaca acordaron con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no cumplir con el plazo establecido para que las entidades federativas armonizaran su legislación local con la reforma constitucional educativa —que venció el pasado miércoles— y anunciaron que se realizará una consulta para que cualquier nueva norma que se establezca en la materia cuente con el aval de la Sección 22 del sindicato magisterial.
Se trata, en términos políticos y prácticos, de un desafío a la Federación, de un desacato a una obligación establecida por los poderes de la nación y que no debiera estar sujeta a negociaciones ni regateos. El gobernador Gabino Cuéafirmó que la intención es que Oaxaca cuente con una ley que responda a las necesidades particulares del estado. Entiéndase por esto, claro, las necesidades de la CNTE, para todo efecto práctico la verdadera dueña de la educación en esta entidad (y que para hacer valer esta posición mantiene un escuálido plantón en el Monumento a la Revolución que cada tercer día amenaza con “reforzar”).
¿Por qué esta noticia no ha podido competir en términos de escándalo con los otros hechos que reseñábamos al principio? Me atrevo a pensar que porque ignorar la ley a conveniencia ya es mecánica nacional. No se trata de cinismo (y vaya que sobran razones para definirlo así) sino de una concepción asumida de que las normas requieren empujoncitos para hacerse valer.
Uno de ellos se dio el pasado 3 de diciembre, cuando se realizó la ceremonia de presentación y firma de los convenios para la implementación de la Reforma Educativa, suscritos por los gobernadores de los estados y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, quienes se comprometieron a “observar las disposiciones normativas que emita la SEP en materia del Servicio Profesional Docente” y “cumplir los elementos de normalidad mínima de cada ciclo escolar”, entre otros puntos.
Dejando de lado la retórica habitual en este tipo de ceremonias, lo que en términos concretos se acordó en aquella reunión fue… el cumplimiento de la ley, como si ésta no fuera obligatoria por definición.
El discurso en aquel momento del propio secretario de Educación, Emilio Chuayffet, fue enfático en subrayar lo que en otro contexto sería una obviedad: “La reforma no es, pues, pieza retórica o puro pensamiento, es mandato, es acción, es verbo. No queremos leyes de letra muerta ni prácticas gobernadas por la fuerza”.
Habida cuenta de lo ocurrido esta semana en Oaxaca, el chiste se cuenta solo. De hecho, como lo saben los lectores capitalinos que lo padecieron con mucha mayor intensidad el año pasado, la CNTE se ha encargado de convertir precisamente en letra muerta la primera de las reformas estructurales, esta vez con la complicidad de las autoridades y legisladores de Oaxaca, la cual ni siquiera les granjeó credibilidad con la disidencia magisterial, que de cualquier forma se preparó para evitar un albazo legislativo, acordando acciones como suspensión de clases, bloqueo de carreteras y acordonamiento del Congreso local. La especialidad de la casa, pues.
En su propósito de torpedear la Reforma Educativa, la CNTE se ha visto favorecida por la falta de acción de las autoridades federales y locales, que ni poniéndose de acuerdo entre ellos para cumplir la ley han logrado ponerle un hasta aquí a una dirigencia gremial que impone sus condiciones para decidir, con base en sus prácticas sindicales y no por fundamentos pedagógicos, quién ocupa una plaza y quién asciende en el escalafón. Ni siquiera poniéndose de acuerdo lograrán sancionar a quienes dejan sin educación a los niños, pese a contar ya con los instrumentos legales para aplicarlas.
Como dice el refrán: si no puedes con el enemigo, únete a él. Ya que es imposible someter a la disidencia magisterial al imperio (ja, ja) de la ley, desechemos la insensata idea de que Oaxaca armonice sus normas educativas con las federales y mejor ya de una vez oaxacanicemos el resto del país: que todas las leyes que se hagan respondan a las necesidades particulares de cada quien, y ya luego pongámonos de acuerdo para aplicarlas sabiendo que de todas formas serán letra muerta. Y si a alguien denuncia violaciones, tenemos de nueva cuenta ya el desempolvado recurso de crear comisiones especiales de investigación.
Al cabo que en esos menesteres sí estamos más que bien educados.


Fabiola Guarneros Saavedra-Oaxacanizar

12 de marzo de 2014

Selfies

Los autorretratos no sólo los genera un teléfono móvil, también las acciones de nuestros políticos.

Nadie podrá negar que los políticos mexicanos están al pendiente de las últimas tendencias globales para seguirlas, como es debido dada su obligación de servir a la ciudadanía que devenga su salario.
Actualizados, siempre al día, saben sintonizarse con el sentir de la población mayoritaria. Sin necesidad de que alguien se los reclame, toman la iniciativa y actúan de inmediato. Con oportunidad, no oportunismo, aclaro.
Por supuesto, me refiero a la saludable decisión de los políticos de sumarse a la moda impuesta por la conductora televisiva Ellen DeGeneres el pasado domingo, cuando publicó en internet la foto que se tomó junto con varias estrellas de Hollywood durante la entrega de los Oscares, la archifamosa selfie (autorretrato) que colapsó Twitter (una red social) y lleva más de tres millones 350 mil retuits. (repeticiones o reenvíos).
Esta fotografía ha generado cualquier cantidad de parodias y memes (fotomontajes chuscos) y, desde luego, miles de personas en todo el mundo han recreado su propia versión de la hoy épica imagen. No podían faltar los políticos mexicanos, a quienes les gusta retratarse bien, independientemente del tipo de conductas que los retratan de cuerpo entero.
El martes, la senadora Mariana Gómez del Campo se tomó una foto con sus correligionarios Héctor Larios y ErnestoCordero, que ese día solicitó licencia al Senado para contender por la dirigencia nacional del PAN. Los poco amables comentarios que generó en Twitter no impidieron que días después ensayara una gráfica similar con motivo del 25 aniversario de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Ninguno de esos dos cuerpos legislativos puede presumir de tener muy contenta a la ciudadanía. Ya Excélsiordocumentó cómo los actuales diputados locales capitalinos constituyen una de las legislaturas más improductivas pero que, eso sí, se dan vuelo viajando a otros países como si de sus travesías emergieran leyes que de verdad resolvieran los problemas de la ciudad (a menos que en este concepto tengan su demagógica propuesta sobre la mariguana).
El mismo martes de la selfie en el Senado, nuestro diario publicó también que esa Cámara aumentó casi en 30% la bolsa para el pago de asesores y que, contrario a las perennes demandas de utilizar más racionalmente los recursos públicos, aumentó en 175 el número de plazas de sus trabajadores, la mayoría de ellas por la contratación de secretarios técnicos para las comisiones, consultores parlamentarios, choferes y secretarias.
Así como la senadora Gómez del Campo no leyó (y si las leyó, no les hizo caso) las críticas de tuiteros (así se les llama a los usuarios de Twitter) en las que le sugerían dedicarse a labores más productivas que las de andarse tomando fotos, de la misma forma los legisladores pasaron por alto los reiterados cuestionamientos sobre los excesivos recursos que se destinan a asesores sin que quede claro de qué forma beneficia al trabajo legislativo. Recordemos que justo hace un año Excélsior también refirió que el propio Cordero, en ese momento presidente del Senado y coordinador de la fracción panista, tenía una nómina millonaria para pagar a asesores, entre quienes se encontraba, por cierto, Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado del expresidente Felipe Calderón (cuyas actividades académicas, por cierto, incluyen también la generación deselfies, como la que se tomó en Colombia con los exmandatarios de Perú, Alan García, y de Colombia, CésarGaviria, como para que nadie lo acuse de andar tratando de influir en el proceso sucesorio de su partido, supongo).
Pero como la moda selfie no es patrimonio panista, justo el otro partido que también renovará dirigencia, el PRD, también se subió a ese tren con un pasajero de lujo: el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a quien fueron a visitar representantes de las tribus (así se llaman ellos mismos, que conste) para proponerle que de nueva cuenta acepte encabezar al partido del cual fue fundador.
Resulta asombroso ese contraste simbólico entre las corrientes perredistas tratando de ponerse a la moda cuando ellos mismos han representado varias de las más rancias prácticas de la política (clientelismo, caudillismo) que, por lo mismo, han alejado a los jóvenes, cuando justo ese partido en su origen representaba un referente para quienes se formaron políticamente en movimientos estudiantiles que buscaban una alternativa frente al autoritarismo de aquellos años, cuando el PRI era hegemónico y casi omnipotente.
Esas mismas corrientes, incapaces de generar entre ellas mismas un liderazgo contemporáneo capaz de aglutinarlas y modernizarlas, no vieron más opción que recurrir al ingeniero Cárdenas, aun cuando éste se ha negado reiteradamente a una reelección que sería contraria al espíritu que fundó ese partido. Si de nueva cuenta no acepta, quizá sea porque no fue buena idea desempolvar ese viejo recurso del destape anticipado por parte de las huestes perredistas. Muchas de ellas, por su origen priista, saben perfectamente que el que se mueve no sale en la foto. Por más selfie que sea.
Publicada el domingo 9 de marzo de 2014
Fabiola Guarneros Saavedra-Selfies

6 de marzo de 2014

Captura de El Chapo

Agradezco a Phoenix Satellite Television Co Ltd la entrevista que me hicieron sobre la captura de El Chapo Guzmán para la televisora china V.ifeng.com. Y aquí se las comparto:


http://v.ifeng.com/news/world/2014003/0137a1d9-5808-42c7-9f6d-85303f1324b2.shtml

5 de marzo de 2014

Timing

La captura de Joaquín El Chapo Guzmán no pudo caer en peor momento para el Partido Acción Nacional.
El hoy mítico capo se fugó del penal de Puente Grande mientras transcurría apenas el segundo mes de la presidencia de Vicente Fox, cuyo arranque había generado mejores expectativas. La incapacidad de su gobierno y del que le sucedió para recapturarlo marcó a los sexenios blanquiazules. Más incluso al segundo, al de FelipeCalderón, que convirtió el combate a la delincuencia en bandera de su administración.
Fuera de prisión, El Chapo Guzmán se convirtió en el símbolo del fracaso de la guerra contra el narcotráfico. El número de muertos asociado con esta disputa se convirtió en un pasivo del régimen calderonista, mientras el jefe del cártel del Pacífico acumuló una fortuna que, rigores aparte, le permitió ser citado en la lista de multimillonarios de la revista Forbes.
Todos estos hechos confluyeron en la mente de muchas personas al momento de enterarse de la nueva captura de El Chapo, un triunfo indiscutible de la actual administración que, inevitablemente, deja muy mal paradas a las dos anteriores y, en el mejor de los casos, da pie a justificadas suspicacias.
Sin hacerle el caldo gordo a la especulación, muchos mexicanos tienen dos posibles explicaciones frente al hecho de que El Chapo permaneciera libre durante los dos gobiernos de Acción Nacional: ineptitud o complicidad. Ya ni pensar cuál es peor.
Pero tal vez lo más descorazonador es que, valga la expresión, a los panistas no les cae el veinte de que este déficit de credibilidad no les ayuda de cara al proceso de relevo de su dirigencia nacional, que transcurre en medio de disputas y grillas, que flaco favor le hacen a su desmejorada imagen.
Buena parte de esta situación fue denunciada el pasado miércoles por la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota para decidir no contender por el liderazgo formal del partido fundado por el sabio Manuel Gómez Morin y que fuera identificado por el lema: “Por una patria ordenada y generosa”.
Vázquez Mota consideró que ésta, la primera vez que los dirigentes de ese partido serán elegidos por los militantes, sería una buena oportunidad para construir un partido ejemplar. Sin embargo, advirtió que la crispación entre las dos principales corrientes en pugna la convenció de no ser ella misma un factor más de conflicto.
Más explícito fue, ese mismo día, José Luis Luege Tamargo, aspirante a la dirigencia, quien ya denunció que en los comités estatales y los grupos parlamentarios hay unacargada, palabra con la que los propios panistas solían referirse a la dinámica priista de alineamiento con alguno de los candidatos.
Todo parecía indicar que, conforme fuera disminuyendo el flujo de información sobre la captura de El Chapo, los reflectores se dirigirían al proceso interno panista. Hoy se prevé el anuncio del actual líder Gustavo Madero sobre si buscará la reelección, y el martes comienza el registro de los aspirantes.
Pero para su mala suerte, la decisión de la Procuraduría General de la República de asumir el control de la empresa Oceanografía por un presunto fraude denunciado por Citigroup de nueva cuenta salpica de refilón el prestigio panista. Y es que nuevamente han salido a relucir mediáticamente los supuestos vínculos de esa empresa —proveedora de Petróleos Mexicanos— con los hijos de MartaSahagún, y los señalamientos de que fue favorecida con la asignación de contratos millonarios durante el sexenio foxista.
Y ni les cuento de los resultados de la Auditoría 2012, que arrojó numerosas inconsistencias e irregularidades en diversas áreas y programas de la administración panista: Conaculta, SEP, Salud, Oportunidades, etcétera.
El saldo negativo de la administración de Calderón, la grillaen el PAN que ha evidenciado la mezquindad política de sus “líderes” y la captura de El Chapo Guzmán, no abona en la imagen del partido y sí aleja a los militantes.
Si a los panistas realmente les interesa volver al poder, bien harían en tratar de sacudirse esta pésima imagen y dar un mensaje a la ciudadanía de que pueden unirse en aras de un bien supremo.
Asumir que desde que dejaron el poder su credibilidad no levanta, y menos con disputas estériles por parcelas de poder partidista. Este es el momento para reconocer que la división los hunde más, y que dejar de lado intereses personales o de grupo es mejor visto que los lamentables espectáculos de pepena de votos para lograr un cargo. Es simple cuestión detiming (tiempo), de entender el momento. Pero para eso se requiere una visión que por el momento parece ausente.
                Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el domingo 2 de marzo de 2014


Fabiola Guarneros Saavedra-Timing

Chapo Guzmán: Cae Joaquín Guzmán Loera 'El Chapo de Sinaloa' / Entre muj...