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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

20 de octubre de 2011

Encrucijada

Se acabaron los líderes que imponían las decisiones; hoy el reto es no provocar la fractura.

 
Cuando México decidió transitar de un sistema de partido casi único a uno donde la pluralidad ideológica se representara a través de otras fuerzas, sembró también un nuevo reto: ordenar la vida interna de las organizaciones políticas.
Hoy ya no hablamos de un partido, sino de los partidos, en plural; ya no tenemos una fuerza que impone su voluntad desde Los Pinos ni da instrucciones al Congreso; hoy todos los políticos y gobernantes están obligados a buscar los acuerdos y a negociar, incluso con las organizaciones apartidistas.
Somos testigos de lo complicado que es construir acuerdos y que los intereses partidistas frenan las reformas que necesita México; bueno, pues esta nueva realidad también llegó a la vida interna de PRI, PAN y PRD, que están aprendiendo a vivir, ordenarse y a negociar las expresiones de pluralidad que existen en sus filas.
Las determinaciones que toman para elegir a sus dirigentes, órganos de gobierno, candidatos a puestos de elección popular, definir plataformas o el sentido de una votación en el Congreso no siempre convencen ni satisfacen a la totalidad de sus militantes y seguidores, pero implican un esfuerzo mayor de cabildeo interno.
Los grupos líderes o las figuras de peso dentro de cada partido ya no pueden imponer ni dictar línea, tienen que convencer a otros, buscar aliados o “mayoritear” al adversario. Quizá por eso es más evidente la conflictividad que emana de las propias organizaciones políticas.
El proceso electoral de 2012 constituye un reto para los partidos y una oportunidad para evaluar su madurez política. Estarán bajo la presión del adversario, de las encuestas de popularidad, de las grillas, de los tiempos y nuevas reglas electorales, de las intenciones de imponer un candidato y de las experiencias aprendidas.
En el PRI, el pasado les enseñó que si se dividen y el grupo ganador no hace operación cicatriz ni suma a su contrincante, pierden. Basta recordar la competencia del 99 con los llamados Cuatro Fantásticos: Francisco Labastida, Manuel Bartlett, Humberto Roque y Roberto Madrazo, o la de 2005 cuando un grupo de gobernadores encabezado por Arturo Montiel y Natividad González Parás crearon el Todos Unidos contra  Madrazo (Tucom)  para frenar las aspiraciones presidenciales del tabasqueño.
Hoy, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones no se exponen a una ruptura pública, al contrario, se presentan juntos en los foros organizados por la Fundación Colosio.
El PAN inició su proceso de selección con siete aspirantes, cuatro del gabinete del Presidente, un escenario sin precedentes en la historia del partido. El retiro de tres secretarios de Estado y un gobernador no favorecidos en los sondeos de popularidad logró decantar la lista a tres: Ernesto Cordero, Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel.
La militancia panista rechaza la imposición presidencial y hoy, la dirigencia y sus aspirantes se encuentran entrampados en el método de selección.
En el PRD el reto será conciliar los intereses de quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador y de los que impulsan a Marcelo Ebrard, o contener la desbandada cuando el tabasqueño decida que él será el candidato de PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).
Y mientras los partidos resuelven sobre la marcha la encrucijada que les impone la nueva realidad, el miércoles 19 vence el plazo para que notifiquen al IFE el método de selección de su candidato a la Presidencia, a partir de ahí ya no hay marcha atrás.
                Subdirectora editorial de Excélsior
                fabiola.guarneros@nuevoexcelsior.com.mx
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 16 de octubre. Les dejo la liga:
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=775112 

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