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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

19 de abril de 2012

El voto fuerte

Las mujeres pueden elegir al próximo Presidente de la República.

En la historia política y social de México, las mujeres han dado su propia batalla, la del reconocimiento pleno de sus derechos. Desde sus trincheras —hogares, escuelas, comunidades, curules, escaños, gobiernos, tribunales y otras más—, han escrito capítulos con los ideales revolucionarios de justicia y libertad.
Hoy siguen en pie de lucha y tienen en sus manos el instrumento más poderoso para lograr ese México democrático, justo, seguro, gobernable: su voto.
Las mujeres pueden elegir al próximo Presidente de la República. Sí, ellas representan 51.92% del listado nominal, son 39 millones 887 mil 671 mujeres votantes que con sólo marcar una boleta electoral podrían definir el rumbo de un país.
¿Por qué teniendo ese poder no lo ejercen? Porque su lucha no ha terminado, no concluyó cuando hace 58 años (17 de octubre de 1953) se le reconoció el derecho constitucional de elegir quién las gobierne y de ser elegidas para gobernar. Ese logro sólo fue el inicio, en el camino se le presentaron otras batallas.
Una de ellas, lograr que en algunas regiones del país se superen prácticas que les impide ejercer su derecho al sufragio. Por ejemplo, en 43 municipios de Oaxaca, (de los 418 regidos por  usos y costumbres), no se les permite votar para elegir a sus autoridades locales; en nueve, las mujeres pueden acudir a las urnas sólo si su esposo está fuera de la comunidad, y en 34 les está permitido asistir a las asambleas pero no votar.
Datos de la Encuesta Nacional de Discriminación 2010 muestran que el 23.3% de las mujeres pide permiso o avisa a su pareja para decidir por quién votar.
Otra batalla tiene que ver con resolver necesidades primarias que le permitan mejorar su calidad de vida, como tener un empleo digno y bien pagado, servicios de salud y educación con calidad.
Hoy la mujer busca una democracia con compromiso social, una que logre disminuir la brecha entre ricos y pobres, que rescate de la marginación a las comunidades indígenas y ponga en marcha el desarrollo rural.
El terreno de la política es otro frente en pie de lucha. Las mujeres son representadas de manera inequitativa en el gobierno, en los Congresos y en los partidos políticos.
Sólo 26% de los integrantes de la Cámara de Diputados son mujeres, en el Senado el porcentaje es de 23, y en el caso de las diputaciones locales, de mil 141 puestos disponibles en todo el país, únicamente 262 son ocupados por ellas.
Los partidos cumplen cuotas en la integración de listas, pero no asumen un compromiso para preparar y mantener en los cargos de representación popular a las mujeres. Ya conocemos el caso de las Juanitas, las legisladoras que piden licencia para que su suplente, un hombre, entre en funciones.
Una mujer no quiere ser una ciudadana a medias, quiere votar pero también quiere estar en una boleta electoral, opinar y decidir, proponer y poner en marcha, pensar y ser escuchada.
Los partidos políticos tienen una gran oportunidad para sumar en 2012 el voto femenino a su proyecto de nación. Con el sufragio de la mujer tienen el triunfo en sus manos, pero, ¿cuál de ellos tiene una propuesta atractiva para ellas?, ¿qué organización política está dispuesta a impulsar y hacer que ganen sus mujeres?
En la escena política tenemos a varias queriendo escribir otros capítulos de la lucha democrática en México: Beatriz Paredes, Alejandra Barrales, Luisa María Calderón y Josefina Vázquez Mota.

Subdirectora editorial de Excélsior
 fabiola.guarneros@nuevoexcelsior.com.mx
 Twitter: @Fabiguarneros.

Artículo publicado el 23 de octubre de 2011, les dejo la liga:

http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=776637 

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