La imagen de la noticia

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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

26 de noviembre de 2014

Entrevista a Javier Lozano, senador del PAN / Entre mujeres la entrevista



Yo se que no se la perdieron ¿verdad?, pero por si acaso te comparto la gran, gran charla que tuvimos con el senador Javier Lozano. La verdad es de las entrevistas que más me han gustado, porque nos sorprendió... Ya verán...Entre Mujeres La Entrevista

19 de octubre de 2014

Desazón

Me rehúso a pensar que ese cuadro espantoso que se ha dibujado en las últimas semanas sea el del país en el que vivo.
Cada nueva revelación de lo ocurrido hace ya casi un mes en Iguala pareciera desafiar nuestra capacidad de asombro, más que de análisis. Imposible la frialdad o la distancia. Quizá en otro momento haya espacio para la reflexión reposada, para el pensamiento desapasionado, para la mesura que se le exige a quien trata de explicar la realidad a los lectores como si el alma fuera insensible frente al desgarramiento de mi tierra, de mi gente. Esta vez quiero dejar el manifiesto de mi desazón
Fabiola Guarneros Saavedra-Desazón



Publicado el domingo 19 de octubre en Excélsior

Descalabros

El rostro sangrante del politólogo e historiador Adolfo Gilly, víctima de las agresiones dirigidas contraCuauhtémoc Cárdenas el pasado miércoles durante la marcha multitudinaria para exigir justicia en el caso Ayotzinapa, es el símbolo de la todavía frágil estabilidad de la democracia mexicana, sacudida hasta sus cimientos por la violencia en Guerrero.
Como no ocurría desde la marcha blanca contra la inseguridad de 2008, decenas de miles de mexicanos se unieron en el clamor por que aparezcan los 43 normalistas desaparecidos el 26 de septiembre, en un caso que genera más horror conforme se conoce información nueva de lo sucedido. El ingeniero Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática, participó en la caminata en congruencia con su cercanía a las causas ciudadanas, aun cuando el instituto político que fundó era uno de los principales destinatarios del reclamo masivo de aquella tarde.
Fabiola Guarneros-Descalabros



Publicada en Excélsior el 12 de octubre de 2014

10 de octubre de 2014

La desaparición de normalistas y las fosas clandestinas en Iguala, Guerr...

El caso de los normalistas de Ayotzinapa/ Entre Mujeres

Que no se olvide

Una nueva consigna tiene que inventarse, a la de ya, y podría ser: “30 de septiembre no se olvida”.
Independientemente del curso que siga el movimiento estudiantil en el Instituto Politécnico Nacional, el capítulo que atestiguamos el pasado martes marca un antes y un después, un referente que, por la salud del propio país, debiera convertirse en modelo.


Fabiola Guarneros Saavedra-Que no se olvide

Demonios

Con mucho, puede decirse que 1994 definió políticamente al México que vivimos hoy. Por eso no son casuales los paralelismos políticos entre los acontecimientos de nuestros días y los de hace 20 años. El Tratado de Libre Comercio arrancó en medio de augurios extremadamente esperanzadores y catastróficos, como ocurre ahora con las reformas estructurales. La reivindicación del tema indígena habría sido impensable sin la rebelión del Ejército Zapatista, más allá del derrotero político que siguió aquella guerrilla o de la falta de solución a sus problemas más urgentes. Y, desde luego, los magnicidios evidenciaron la vulnerabilidad de la propia clase política frente a una violencia que a partir de ahí no encuentra límites.
Hoy se cumple el vigésimo aniversario del asesinato deJosé Francisco Ruiz Massieu, y no es exagerado decir que su trascendencia como hecho histórico es comparable con el crimen cometido meses antes contra el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio. Sobre todo porque aceleró el resquebrajamiento del régimen priista, cuyos fundamentos eran ya insostenibles aun cuando el triunfo de Ernesto Zedillo fue mucho menos impugnado que el deCarlos Salinas en 1988.


Fabiola Guarneros Saavedra-Demonios

Fabiola Guarneros-Banderas

Fabiola Guarneros-Banderas

Entrevista al Dr. Ernesto Sánchez Forgach, Cirujano Oncólogo / Entre muj...

Entrevista a Porfirio Muñoz Ledo, político mexicano / Entre mujeres, la ...

Entrevista con Irma Dorantes, actriz del cine de oro mexicano(Parte II)

Entrevista con Irma Dorantes, actriz del cine de oro mexicano(Parte I)

18 de septiembre de 2014

¿Viva México?

Por razones a estas alturas obvias, septiembre es el mes dedicado a rendir culto a las tradiciones nacionales. Aunque no está marcado como día feriado oficial, mañana muchos no irán a la escuela o al trabajo para celebrar las fiestas de Independencia. Los críticos de este modo de ser tan a la mexicana cuestionarán que los puentes no son saludables para una economía en recuperación. Pero si de alguna forma se reactiva el turismo o la industria del sope o la quesadilla, algún beneficio habrá, ¿no?
Al final de cuentas, es la cultura del mexicano. La más folclórica, vistosa, simpática, inofensiva, en apariencia. Duplicar o cuadruplicar los días de fiesta (si es que desde ayer sábado varios comenzaron ya la celebración patriotera) suena divertido como ejercicio de transgresión pero, al fin y al cabo, es resultado de una cultura donde podemos hacer este tipo de travesuras sin que haya consecuencias: los alumnos que falten a clases podrán tener una falta en su récord que al final no pesará en su calificación final, por ejemplo. Por más anecdóticas que pudiera parecer, en estas pequeñas semillas de conducta cotidiana se siembra la corrupción.
Ya lo dijo en entrevista el auditor Superior de la Federación,Juan Manuel Portal: “(La corrupción) es parte de la cultura, no de la naturaleza, no de la genética. Por eso se dice: un mexicano que cruza la frontera se porta bien inmediatamente que la cruza; sí, pero eso es cultural, allá sí hay sanción. Es lo que tenemos que hacer aquí, crear un instrumento que pueda aplicar sanciones y que se hagan públicas, que todo mundo sepa”, (Excélsior 5/9/2014).
La auténtica mecánica nacional es que, a cada transgresión, no haya sanción. O si la hay, es irrelevante. Ya bastante de ese ejemplo hemos tenido con el magisterio en Oaxaca, cuyo plantón sigue adornando una porción del Monumento a la Revolución para recordarnos cómo aquella entidad ha instaurado un estado de excepción en relación con la Reforma Educativa. Pero la mata sigue dando.
No es muy distinto lo que ocurre en Sonora. Una minera de la magnitud de Grupo México crea una catástrofe ecológica en el río Bacanuchi y la máxima sanción estipulada en la ley alcanza los 40 millones de pesos, que deben ser el equivalente a cacahuates para los ingresos de aquel consorcio. Más que castigo, parece un estímulo para seguir contaminando impunemente. La presión federal (vía Congreso y gobierno) obligó a la empresa de Germán Larrea a crear un fondo de dos mil millones de pesos para la reparación de los daños (que no habrían ocurrido si la protección al ambiente fuera parte integral de nuestra cultura), a reserva de si se decide emprender alguna acción penal, que a estas alturas sería indispensable para garantizar que una tragedia así no se volviera a repetir.
La sensibilidad social tampoco está en el ADN de la idiosincracia. Al menos así lo demuestra el gobernadorGuillermo Padrés, en la mira por haber construido una represa y unos pozos en una propiedad suya sin reflexionar cuánto podría afectar el abastecimiento de agua para los pobladores de la zona. Lo obvio es que se trata de una obra, por decir lo menos, impertinente. Ahora, autoridades federales averiguan si, además, su construcción fue ilegal.
Bateado por el gobierno federal, el mandatario sonorense paga el costo de haber expulsado a delegados de dependencias como Semarnat y Profepa que denunciaron la represa, a los que acusó de actuar con “tintes políticos”. Los mismos que estaban detrás de la fallida propuesta deMarcelo Ebrard por debatir su responsabilidad en el desastre de la Línea 12, intentando atraer reflectores mientras una treintena de sus otrora subordinados están bajo proceso por decisiones que, inequívocamente, le corresponden al anterior jefe de Gobierno.
Así, intentar hacerse a un ladito puede ser considerada, precisamente, otra de esas tradiciones mexicanas muy ad hoc con el relajamiento de estos días. La misma frase, pero con otro significado, puede ser aplicada a Andrés Manuel López Obrador, que fiel a su estilo volvió a mandar al diablo a las instituciones, esta vez desairando a la Mesa Directiva del Senado que lo esperaba para la entrega de las firmas para pedir la consulta contra la Reforma Energética. Más que la grosería a los legisladores, de nueva cuenta el discurso anticipa la próxima bandera de movilización: si los ministros de la Suprema Corte recurren a “argucias legaloides” para desechar su solicitud, estarían dando un “golpe de Estado”, dijo en la arenga que, adivine desde ahora, será el lema con el que Morena buscará posicionarse entre sus fieles. Acorde con su tradición, pues.
Y ya ni hablar de un Gustavo Madero que, al entregar también las firmas sobre la consulta sobre el salario, consideró que la corrupción es un “problema cultural”. Algo debe saber si es precisamente ese el tema de los escándalos que han rodeado a sus grupos parlamentarios, los mismos que impulsarán —dicen— las leyes contra la corrupción. Con este tipo de comicidad no queda más remedio que celebrar que como México no hay dos... afortunadamente.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 13 de septiembre de 2014 en Excélsior



Fabiola Guarneros-¿Viva México?

¿Viva México?

Por razones a estas alturas obvias, septiembre es el mes dedicado a rendir culto a las tradiciones nacionales. Aunque no está marcado como día feriado oficial, mañana muchos no irán a la escuela o al trabajo para celebrar las fiestas de Independencia. Los críticos de este modo de ser tan a la mexicana cuestionarán que los puentes no son saludables para una economía en recuperación. Pero si de alguna forma se reactiva el turismo o la industria del sope o la quesadilla, algún beneficio habrá, ¿no?
Al final de cuentas, es la cultura del mexicano. La más folclórica, vistosa, simpática, inofensiva, en apariencia. Duplicar o cuadruplicar los días de fiesta (si es que desde ayer sábado varios comenzaron ya la celebración patriotera) suena divertido como ejercicio de transgresión pero, al fin y al cabo, es resultado de una cultura donde podemos hacer este tipo de travesuras sin que haya consecuencias: los alumnos que falten a clases podrán tener una falta en su récord que al final no pesará en su calificación final, por ejemplo. Por más anecdóticas que pudiera parecer, en estas pequeñas semillas de conducta cotidiana se siembra la corrupción.
Ya lo dijo en entrevista el auditor Superior de la Federación,Juan Manuel Portal: “(La corrupción) es parte de la cultura, no de la naturaleza, no de la genética. Por eso se dice: un mexicano que cruza la frontera se porta bien inmediatamente que la cruza; sí, pero eso es cultural, allá sí hay sanción. Es lo que tenemos que hacer aquí, crear un instrumento que pueda aplicar sanciones y que se hagan públicas, que todo mundo sepa”, (Excélsior 5/9/2014).
La auténtica mecánica nacional es que, a cada transgresión, no haya sanción. O si la hay, es irrelevante. Ya bastante de ese ejemplo hemos tenido con el magisterio en Oaxaca, cuyo plantón sigue adornando una porción del Monumento a la Revolución para recordarnos cómo aquella entidad ha instaurado un estado de excepción en relación con la Reforma Educativa. Pero la mata sigue dando.
No es muy distinto lo que ocurre en Sonora. Una minera de la magnitud de Grupo México crea una catástrofe ecológica en el río Bacanuchi y la máxima sanción estipulada en la ley alcanza los 40 millones de pesos, que deben ser el equivalente a cacahuates para los ingresos de aquel consorcio. Más que castigo, parece un estímulo para seguir contaminando impunemente. La presión federal (vía Congreso y gobierno) obligó a la empresa de Germán Larrea a crear un fondo de dos mil millones de pesos para la reparación de los daños (que no habrían ocurrido si la protección al ambiente fuera parte integral de nuestra cultura), a reserva de si se decide emprender alguna acción penal, que a estas alturas sería indispensable para garantizar que una tragedia así no se volviera a repetir.
La sensibilidad social tampoco está en el ADN de la idiosincracia. Al menos así lo demuestra el gobernadorGuillermo Padrés, en la mira por haber construido una represa y unos pozos en una propiedad suya sin reflexionar cuánto podría afectar el abastecimiento de agua para los pobladores de la zona. Lo obvio es que se trata de una obra, por decir lo menos, impertinente. Ahora, autoridades federales averiguan si, además, su construcción fue ilegal.
Bateado por el gobierno federal, el mandatario sonorense paga el costo de haber expulsado a delegados de dependencias como Semarnat y Profepa que denunciaron la represa, a los que acusó de actuar con “tintes políticos”. Los mismos que estaban detrás de la fallida propuesta deMarcelo Ebrard por debatir su responsabilidad en el desastre de la Línea 12, intentando atraer reflectores mientras una treintena de sus otrora subordinados están bajo proceso por decisiones que, inequívocamente, le corresponden al anterior jefe de Gobierno.
Así, intentar hacerse a un ladito puede ser considerada, precisamente, otra de esas tradiciones mexicanas muy ad hoc con el relajamiento de estos días. La misma frase, pero con otro significado, puede ser aplicada a Andrés Manuel López Obrador, que fiel a su estilo volvió a mandar al diablo a las instituciones, esta vez desairando a la Mesa Directiva del Senado que lo esperaba para la entrega de las firmas para pedir la consulta contra la Reforma Energética. Más que la grosería a los legisladores, de nueva cuenta el discurso anticipa la próxima bandera de movilización: si los ministros de la Suprema Corte recurren a “argucias legaloides” para desechar su solicitud, estarían dando un “golpe de Estado”, dijo en la arenga que, adivine desde ahora, será el lema con el que Morena buscará posicionarse entre sus fieles. Acorde con su tradición, pues.
Y ya ni hablar de un Gustavo Madero que, al entregar también las firmas sobre la consulta sobre el salario, consideró que la corrupción es un “problema cultural”. Algo debe saber si es precisamente ese el tema de los escándalos que han rodeado a sus grupos parlamentarios, los mismos que impulsarán —dicen— las leyes contra la corrupción. Con este tipo de comicidad no queda más remedio que celebrar que como México no hay dos... afortunadamente.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 13 de septiembre de 2014 en Excélsior



Fabiola Guarneros-¿Viva México?

9 de septiembre de 2014

Protección

Eclipsado mediáticamente por el Informe presidencial, el nuevo aeropuerto, la ampliación del Metro y la transformación de Oportunidades en Prospera, el envío de la iniciativa preferente para crear una ley que proteja a los niños es una noticia muy relevante que amerita una amplia discusión pública y una participación activa que no debe limitarse a los legisladores.
Deben escucharse todas las voces que ya se han expresado y mucho tienen qué decir acerca de problemas que han saltado a las primeras planas de los periódicos, como el recrudecimiento del bullying, las condiciones de hacinamiento y maltrato en albergues infantiles, así como la situación de los niños migrantes.
Estos temas previsiblemente serán los que reciban mayor cobertura periodística mientras transcurra el proceso legislativo. Pero hay muchos otros que ameritan una discusión igual de profunda. En su Bitácora del director del pasado miércoles, Pascal Beltrán del Río ya puso el acento sobre el derecho de los niños a la intimidad, cuya protección, como bien apuntó, no sólo compete a los gobiernos, sino que involucra a la sociedad, entiéndase padres de familia.
Y es que, aunque la iniciativa enviada por el Ejecutivo incluye un catálogo de sanciones (que van desde multas hasta cárcel) a quienes vulneren la integridad de los menores, una parte fundamental de la lucha está en la prevención y la detección de riesgos. Uno de los mayores, a mi juicio, radica en internet, una herramienta a la que los niños acceden con mucha facilidad sin tener los elementos necesarios para procesar toda la información que ahí encuentran.
Un esbozo de estos riesgos fue planteado en la columnaMemoria Flash publicada en Hacker de la sección Dinero(Excélsior 1/IX/2014), que recupera la historia ocurrida hace 20 años que dio origen en Estados Unidos al sistema para clasificar qué videojuegos son aptos para niños, y que surgió de un debate legislativo que alertó sobre su contenido violento. Pero, a diferencia de lo que plantea su autor Marco Gonsen, yo sí creo que se pueden extraer lecciones de aquella experiencia para aplicarlas en nuestro país. Y justo este es el momento.
En 1994, los desarrolladores de videojuegos crearon la Junta de Clasificación de Software de Entretenimiento. Sus siglas en inglés, ESRB, son familiares para los niños y padres porque aparecen en un recuadro que se publica en los empaques de los discos, en la cual se escribe con letras grandes la clasificación (por ejemplo, “E” significa para todo público, “T” para adolescentes y “A” para adultos). Sus decisiones cuentan con un arduo trabajo de pedagogos que analizan cada juego y detallan el lenguaje que se usa y su contenido sobre violencia o sexualidad. Pero su labor no se limita ahí: permanentemente crean campañas de concienciación a los padres sobre actualización tecnológica, los riesgos de jugar en línea, las nuevas formas de interacción que los niños practican sin que sus papás sepan cómo operan y la asesoría sobre cómo discutir y abordar estos temas en familia, de manera documentada y responsable. Sus manuales pueden descargarse de su página web www.esrb.org, disponibles en español.
No conozco de alguna iniciativa similar que funcione, por ejemplo, con los programas de televisión, cuya trama suelen ignorar tanto papás como mamás, obligados ambos a trabajar todo el día e imposibilitados, por tanto, de supervisarlos como se debe. Menos aun existe para las páginas de internet. Cada vez más niños y adolescentes tienen acceso a internet en su casa y, por tanto, están permanentemente expuestos a contenido inapropiado para su edad. Por no mencionar aquellos que, con cuenta en redes sociales, pueden ser contactados por acosadores, sufren bullying cibernético o desde una tablet descargan aplicaciones peligrosas, como aquellas por medio de las cuales los menores pueden enviar fotos que supuestamente se autodestruyen de inmediato, pero que pueden caer en manos de personas sin escrúpulos y dispuestos a vulnerar su intimidad.
¿Cómo contrarrestar esta situación? Por ejemplo, Disney Channel tiene un video con sus personajes Phineas y Ferb en los que alertan a los niños de no hacer cosas de las que incluso muchos adultos son inconscientes: “Ten cuidado con lo que subes a internet: nunca desaparece, nunca, y nunca se sabe quién lo terminará viendo”; “la fama es efímera, pero internet es para siempre”; “que lo veas por internet no significa que sea verdad”; “no todo el mundo es quien dice ser” y “lo que no harías en persona, no lo hagas por internet”.
Consejos así tendrían que formar parte de una campaña permanente, sistemática, adaptada a nuestra realidad, que no sólo tuviera cabida en medios masivos, sino en las escuelas y en la orientación a padres de familia que no estén al corriente de los avances tecnológicos. Además, se requiere el concurso de especialistas que apoyen a los padres y se sumerjan en el mundo virtual que navegan nuestros niños, poblado en el mejor de los casos de superestrellas creados por YouTube que “educan” a las masas a base de mal gusto y prejuicios. Por no hablar de pederastas y pornógrafos que tienden sus redes aprovechando la buena fe de nuestros niños.
Señores diputados que integren las comisiones de trabajo que procesen esta iniciativa: ¿no sería buena idea crear un organismo ya sea estatal, o de participación mixta, que se aboque a procurar una cultura de protección en internet, que analice y supervise los contenidos de los sitios web y las aplicaciones móviles, y esté constantemente generando información procesada profesionalmente para que los padres tengan elementos para acompañar a sus hijos y no dejarlos a merced de ese indómita selva que es internet? No sobraría, y sería de mucha utilidad para complementar las políticas y acciones, incluida la ley que emerja de la iniciativa. De lo que se trata, simplemente, es hacer a la sociedad parte del juego.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicada el 6 de septiembre en Excésior




Fabiola Guarneros-Protección

Reinvención

La evolución de un ritual: del Día del Presidente pasó al de los gritos y sombrerazos en el Congreso y de ahí, al de la auténtica “separación de Poderes”.
Mañana, tal y como lo ordena la Constitución, Enrique Peña Nieto presentará un informe por escrito del estado general que guarda la administración pública del país. Cada una de las cámaras, como señala el artículo 69 de la Carta Magna, “realizará el análisis del informe y podrá solicitar al Presidente de la República ampliar la información mediante pregunta por escrito y citar a los secretarios de Estado y a los directores de las entidades paraestatales, quienes comparecerán y rendirán informes bajo protesta de decir verdad”.
Se trata de un ejercicio fundamentado en la necesidad de un equilibro entre los Poderes, un mecanismo de control que vacuna contra tentaciones absolutistas y establece un sano contrapeso entre quienes diseñan el andamiaje legal que da sustento al Estado (el Legislativo) y quien lleva a cabo las públicas públicas (el Ejecutivo).
La fórmula pretendía exorcizar el fantasma del porfiriato, pero terminó por transformarse a las peculiares condiciones del autoritarismo a la mexicana. En la época del PRI como partido hegemónico, el 1 de septiembre se convirtió en un día de culto a la figura presidencial, de escuchar durante horas un discurso que lejos estaba de representar una rendición de cuentas, entre otras cosas, porque quienes lo escuchaban se asumían como súbditos y no como representantes del pueblo que en teoría los había elegido.
Con el paulatino avance de la oposición, el Congreso terminó con el besamanos y dio un giro al otro extremo. El Congreso se volvió escenario de interpelaciones, interrupciones, mantas, máscaras de puerco y otros espectáculos poco dignos de uno de los Poderes de la Unión, pero explicables en la medida que el autoritarismo priista de aquellos años no daba muchos márgenes de acción. Lamentablemente, lo que debió ser una explosión pasajera se convirtió en rutina, y aun cuando se dio la alternancia en el poder presidencial, esto no abrió un espacio a la civilidad. El encono partidista provocó que en 2006 se llegara al extremo de que el presidente Vicente Foxse viera impedido de entrar al Congreso, por lo que se limitó a entregar su sexto y último informe, que es a lo único que obliga la Constitución, y el guanajuatense dio su mensaje... por televisión.
Desde entonces, hemos atestiguado una situación que no deja ser anómala: el espacio de encuentro por excelencia entre dos de los Poderes se ha limitado al cumplimiento de una mera formalidad. El Presidente no se presenta ante el Congreso y emite un mensaje en una ceremonia por separado. Las fuerzas políticas representadas en el Congreso fijan sus posturas y el diálogo se da días después, en las glosas en las que participan los funcionarios del gabinete, que rara vez revelan algo más de sustancia sobre lo realizado por el gobierno en el año y suelen ser más bien el espacio para el desahogo de opositores que añoran la era de las interpelaciones.
En esta mecánica no se ha violado ninguna ley, pero está ausente, al menos ante los ojos de los ciudadanos, el espíritu de correlación entre dos Poderes elegidos por votación popular, y cuya acción debiera tener como meta el bienestar de la población. De hecho, el único punto de consenso en relación con los informes es que, sobre todo en el caso de las entidades federativas, abren la puerta a los gobernadores de todos los partidos para publicitarse a escala nacional (lo cual se entiende porque pueden aspirar, legítimamente, a contender por cargos federales). Nada hay de malo en que los informes sean un espacio para comunicar masivamente acciones de gobierno. Pero... ¿y los contrapesos?
Todos estos años de polarización política han derivado en situaciones absurdas que no debieran prolongarse más. Es necesario que en los años por venir, la clase política dé durante el Informe un mensaje diferente. Y con la palabra “mensaje” no me refiero a un discurso: me refiero a un signo, al símbolo de que el cumplimiento del mandato constitucional represente un diálogo realmente constructivo entre los Poderes en torno a las políticas públicas realizadas y las que estén por venir.
Necesitamos un formato moderno para el Informe y la glosa, acorde con una sociedad más activa, dinámica y reflexiva, que se expresa por redes sociales, que no se conforma con discursos, sino que exige a los gobernantes y a los legisladores capacidad para comunicar las acciones de gobierno, por un lado, y de disección, análisis y exigencia, por el otro. Un formato ágil, que brinde a los ciudadanos la facilidad de acceder a los datos duros para evaluar la utilidad de las políticas y distinguirlas claramente de la propaganda.
La concreción de 11 reformas de gran calado demostró que si partidos y gobierno se concentran en una negociación seria, sí pueden lograrse una nueva correlación de poderes que compartan el mismo espacio sin avasallamientos, gritos ni sombrerazos. Reinventar el informe presidencial sería un gran signo de que los Poderes pueden ponerse de acuerdo como una práctica cotidiana, y no como hasta ahora, que cada quien jala por su lado.
                Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el 31 de agosto en Excélsior
Fabiola Guarneros Saavedra-Reinvención

Cubetazos

Una causa de balde. No hablo de una causa inútil o gratuita, sino, literalmente, de una que ha dado la vuelta al mundo con tan sólo una cubeta de agua y hielo.
¿Es esto una buena noticia? Como suele ocurrir con otros acontecimientos que circulan ampliamente en redes sociales, la campaña #icebucketchallenge ha cosechado tanto simpatías como detractores. Entre estos últimos se cuentan quienes descalifican a las celebridades que han visto en este fenómeno un vehículo para hacerse publicidad gratuita, así como los que censuran el desperdicio de agua que se promueve justo en épocas de escasez.
Como en todo, antes de tomar partido, bien vale la pena registrar primero la importancia como acontecimiento histórico de esta estrategia global que busca obtener fondos para combatir el padecimiento conocido como esclerosis lateral amiotrófica (o ALS, por su abreviatura en inglés).
El llamado consiste en que el participante se arroje agua fría sobre la cabeza, se grabe en video y proponga a otra persona que haga lo mismo y done diez dólares a una organización que recauda dinero para  investigar de tratamientos contra el ALS (si se rehúsa, debe aportar 100 dólares). Aunque fue iniciada en julio por el beisbolistaPete Frates, la campaña adquirió relevancia mundial en días recientes cuando entraron a ella deportistas comoLeBron James y Cristiano Ronaldo; estrellas del cine, la televisión y la música, como Steven SpielbergRobert Downey Jr.Oprah Winfrey y Britney Spears, y empresarios de la tecnología como Mark Zuckerberg y Bill Gates. A partir de ahí, son pocos los famosos que no han publicado su respectivo video echándose agua y hielo y retando a otros a seguir el ejemplo.
Los políticos tampoco han sido ajenos. El expresidente estadunidense George W. Bush ya difundió su respectivo remojón, por medio del cual invitó a su antecesor Bill Clinton a hacer lo propio. Se entiende que no postulara al actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, quien ya ha dicho por medio de sus voceros que sólo contribuirá a la causa por medio de su donativo. El mandatario estadunidense quizá debió agregar que bastantes cubetazos de agua fría ya ha tenido, primero con los disturbios raciales en Ferguson y, más gravemente, con la decapitación del fotógrafo James Foley y la amenaza de asesinato de otro periodista por parte de radicales islámicos, un dolor de cabeza que seguro no se quita con compresas frías.
Más allá de si el #icebucketchallenge logra el cometido de reunir dinero suficiente para atacar la enfermedad degenerativa, tiene un mérito indiscutible: haber puesto sobre la mesa un tema del que nadie hablaba y seguro muy pocos conocían. Como todas las modas virales que trascienden más por su parte frívola, los cubetazos irán haciéndose menos frecuentes y las aportaciones tenderán a disminuir. Pero el hecho de haber convocado a un número significativo de personajes de alcance global es suficiente para considerarlo una lección de cómo la creatividad puede abonar en favor de causas no siempre fáciles de explicar. Bastó un poco de sentido del humor y mucho arrojo (de agua) para comunicar una idea de manera eficaz y alentar la participación masiva.
No son, estas últimas, virtudes que abunden en la clase política, y menos en la mexicana, que suele darle baldazos de agua fría a los ciudadanos con decisiones incomprensibles, como el empecinamiento del gobierno oaxaqueño de quedar bien con las bases radicales del magisterio avalando una reforma educativa a su gusto, en lugar de acatar los lineamientos trazados por la ley para toda la Federación.
Una vez concluido el ciclo de reformas, uno de sus frutos que dará más de que hablar será la consulta popular, un nuevo mecanismo de participación ciudadana que será estrenado en 2015 y que fue promovido sobre todo por la izquierda, que ve ahí una forma de revertir los recién consumados cambios en materia energética.
PRD, PT, Movimiento Ciudadano y el debutante Morena se abstuvieron de sus habituales técnicas de torpedeo a la Reforma Energética con la esperanza de concitar apoyo ciudadano a su propuesta de consulta popular, que todavía está por verse si logra el número de firmas y el aval de la Suprema Corte. Por eso debe haberles caído también como balde de agua fría el anuncio del PRI de que también se valdrá de la nueva ley para proponer a los votantes que se recorte el número de legisladores plurinominales en el Congreso de la Unión.
La propuesta tricolor no descubre el agua tibia. Es claro el desencanto que existe hacia los representantes populares (y los del PRI tampoco han sido ajenos), sobre todo por la cantidad de recursos públicos que consumen y la forma privilegiada con la que se tratan a sí mismos, pues tienen en su mano la definición de los presupuestos. Es obvio que con esta consulta se trata, sobre todo, de quitarle reflectores al activismo contra la Reforma Energética y, de paso, a la propuesta panista sobre los salarios mínimos. Además, han sido el PRD y los partidos pequeños los principales beneficiarios del número de legisladores no electos directamente, sino por representación proporcional, lo cual explica su rechazo inmediato al plan priista. 
Salvo que una chispa de creatividad surja de los partidos, no veremos un real involucramiento de los ciudadanos con un nuevo mecanismo supuestamente diseñado para ellos, y sí una guerra de declaraciones descalificatorias que seguramente desencantarán aun más a los votantes y difícilmente los atraerán hacia las urnas, además de darle trabajo extra a la Suprema Corte, que deberá decidir la validez de las preguntas. Decepciona, sí, que uno de los productos de la reforma político-electoral se encamine a ser un nuevo campo de batalla que deje sin voz ni voto a la gente. Tanto esfuerzo habrá sido de balde.
                Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el 24 de agosto en Excélsior
Fabiola Guarneros Saavedra-Cubetazos

Entrevista con Mikel Alonso, chef internacional / Entre mujeres

Entrevista con Sebastian Escultor (Parte I) / Entre mujeres

Entrevista con Sebastian Escultor (Parte II) / Entre mujeres

Entrevista con Sebastian Escultor (Parte II) / Entre mujeres

18 de agosto de 2014

Mochos

 Hace algunos años estuvo de moda denunciar la misoginia del lenguaje cotidiano, expresada en la diferencia radical que cobran algunas expresiones coloquiales dependiendo del género al que se refiera. Ejemplos: un “golfo” es un hombre desobligado, vicioso o flojo, una “golfa” es una prostituta; un “zorro” es un hombre taimado y astuto, una “zorra” es una prostituta; un “aventurero” se aplica por igual a un personaje osado o a un oportunista, pero una “aventurera” es, inequívocamente, una prostituta.
Lo mismo ocurre con la expresión “hombre público”, que de nueva cuenta aplicado al sexo masculino proyecta una mejor imagen que la frase “mujer pública”. En el segundo caso ya sabe a qué nos referimos, pero en el primero, una ironía del destino cambió esta semana la connotación positiva que aquella expresión tiene.
En su calidad de “hombres públicos” (es decir, prominentes, importantes, destacados, famosos, influyentes), un grupo de diputados del Partido Acción Nacional fueron exhibidos en un video que documenta cómo se divirtieron en enero pasado, cuando se reunieron en Puerto Vallarta para debatir la posición de su bancada respecto de la Reforma Energética. Difundidas por Reporte Índigo, las imágenes se volvieron tema de conversación obligado por la forma como uno de los legisladores manosea a una de las bailarinas detable dance con las que convivieron en una mansión del balneario jalisciense.
A estas alturas, ya dos cosas debieron haber aprendido los panistas de este episodio. La primera, que en una época en la que de todo queda registro gracias a la tecnología, la más elemental discreción obligaría a los servidores públicos a evitar cualquier tipo de conducta que dañe su imagen, máxime si se trata de congresistas que le deben su cargo al voto popular. La suma de plataformas periodísticas y redes sociales ya debieron haber enseñado a los “hombres públicos” que su honorabilidad puede revertirse en un santiamén.
Y la segunda lección es que precisamente fue su carácter de “hombres públicos” lo que volvió comentable su conducta privada. Cualquiera que sea la opinión que uno tenga sobre los table dance, no es una forma de divertirse que dé prestigio, y menos a representantes populares. Como ocurrió en el caso referido, los votantes que los eligieron, directa o indirectamente, se preguntan con razón si aquella francachela se pagó con dinero público. Y aun cuando no hubiera sido así, es probable que una buena porción de electores considere de mal gusto la afición de estos personajes y la asocie con su aptitud como legisladores y piense dos veces antes de darles de nuevo su voto.
Lo notorio es que haya sido este episodio el que le costara el puesto a Luis Alberto Villarreal, uno de los protagonistas del video de los llamados diputables, y no las denuncias de que éste le cobraba una suerte de diezmo (una mordida) a los presidentes municipales que acudían a gestionar recursos públicos. ¿Pudo más la mochez que el llamado moche?  ¿Por qué el pasado miércoles Gustavo Madero publicó en su cuenta de Twitter que “los comportamientos particulares de nuestros militantes no podrán pasar sin consecuencias cuando afecten la imagen y vida de nuestro partido?”, ¿acaso las abundantes denuncias de una práctica de corrupción afectaron menos la imagen de su partido que los gestos lascivos de unos congresistas que pagaron caro su noche de juerga con unas bailarinas?
Más allá de la respuesta que el propio dirigente podría dar, algo de culpa tiene la opinión pública, más conmocionada por unas manos recorriendo una falda que por otras manos cobrando mordidas. Aunque probablemente esto también forme parte del cálculo. Los moches no hicieron mayor mella mientras se definía el relevo en la dirigencia interna del PAN, y la actuación de la bancada era clave en la definición de varias reformas que estaban en el asador. Quienes interesadamente filtraron el video obsceno estaban conscientes de que en la sique del mexicano pesa más la moralina que la honestidad.
En todo caso, como ciudadana, lo que reprocho es la falta de decencia, y con ello me refiero, por supuesto, al manejo escrupuloso de los recursos públicos que hagan los representantes populares y no a lo que hagan con su tiempo libre. Los vicios privados me interesan menos que los públicos. El table dance no pasa de ser mera anécdota. Desterrar la corrupción es el tema que debiera estar sobre la mesa. Como en otros casos de cuestionamiento al quehacer de los “hombres públicos”, la mochez nos hace quedarnos troncos, mochos.
            Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el domingo 17 de agosto de 2014 
Mochos | excelsior

15 de agosto de 2014

Un niño musicalizado es un adulto pleno..., César Tort

Salud Pública

¿Sabía usted que en México hay 6.4 millones de personas con diabetes mellitus y más de 23 millones con hipertensión arterial? Pues sí y usted podría ser uno de ellos o lo que es peor: usted podría aumentar la estadística y aún no lo sabe.
El Coneval ha documentado que 30.8% de la población mexicana no ha sido pesada o medida por un médico o enfermera; 47% de la población mayor de 30 años no se ha practicado un análisis de sangre para determinar sus niveles de glucosa y el 31% de los mayores de 30 años no se ha tomado la presión arterial. 
Esto es un problema de salud pública que exige una estrategia integral para enfrentar las principales causas de enfermedad y muerte en el país. ¿De qué estamos hablando? De que cada año mueren más de 140 mil personas por obesidad y diabetes y el reto es trabajar de manera más eficiente en la medicina preventiva y en garantizar que cada mexicano tenga acceso a los servicios de salud, pues todavía hay 25.3 millones de mexicanos que no cuentan con uno.

Les comparto mi cápsula de opinión en Azteca Opinión

12 de agosto de 2014

Calladitos

Culminó el proceso para la aprobación de las leyes secundarias en materia energética con la noticia de que no se concretó la tan anunciada “madre de todas las batallas” que los opositores a esta reforma tanto cacarearon.
Mucha tinta y papel se consumieron en la difusión de teorías de la conspiración ociosas sobre la extraña coincidencia de que el debate legislativo coincidiera en tiempos con los partidos de la Selección Mexicana en el Mundial de Futbol de Brasil. Dato duro simple: el Tri fue eliminado el 29 de junio y las leyes secundarias fueron aprobadas en su totalidad el pasado miércoles 6 de agosto. Pasaron casi 40 días en los que pudo haberse organizado la “resistencia” (en forma de marchas, bloqueos, tomas de tribuna) que en cualquier sentido sonaba a profecía autocumplida. Pero no ocurrió.
¿A qué se debió tanta civilidad? ¿Pudieron más las vacaciones del verano? ¿Los ultras se dieron cuenta de que el tema no prendía entre la gente? ¿O de alguna forma, en el fondo de su corazoncito, las izquierdas sí están de acuerdo con la reforma y por eso no hicieron mayor alharaca, aunque votaron en contra y sacaron mantas en las sesiones para no decepcionar a sus bases?
Puede ser una mezcla de todas, o ninguna. Me arriesgaría a especular que las izquierdas le bajaron a su ruido porque, sí, curiosamente, están apostando a la civilidad.
Si bien el Partido de la Revolución Democrática no renunció a la estrategia de impugnar lo más que se pudo las nuevas legislaciones interponiendo reservas que ocasionaron sesiones maratónicas, lo cierto es que no ofreció ese lamentable (e inútil) espectáculo de tomar a como diera lugar las instalaciones camarales para obligar a los legisladores de los otros partidos a instalar la Mesa Directiva desde un balcón, en el mejor de los casos, o buscar un recinto donde sesionar, en el peor de los casos.
Asuntos como quién cargará con el problema de los pasivos laborales de Pemex y CFE desataron un nuevo debate público, que se vio reflejado en la redacción final de las leyes secundarias. Y aunque no es motivo de orgullo (porque es su obligación), por una vez diputados y senadores privilegiaron el trabajo a las vacaciones, y no se legisló al vapor. Poco de esto hubiera sido posible en los escenarios de encono a los que nos tienen acostumbrados los militantes de las izquierdas, que presumiblemente seguirán insistiendo en la vía de una consulta popular para revertir las nuevas leyes.
Es claro que, de cara al relevo de su dirigencia interna, lo que menos quiere provocar el PRD es la imagen de partido rijoso e intransigente. Y en estos contextos de civilidad inesperada, sorprende que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien fuera el adalid simbólico del perredismo en su oposición a la Reforma Energética, haya abierto la posibilidad de competir por el liderazgo del Sol Azteca. Aun cuando no fuera un candidato de unidad, la presencia de Cárdenas sin duda contribuiría a reducir tensiones internas en un partido que ha hecho de las broncas poselectorales la especialidad de la casa.
Pero el caso más notorio de civilidad lo dio, quién lo dijera, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que se aglutina en torno al liderazgo de un Andrés Manuel López Obrador que mantuvo un bajo perfil en el que se supondría que sería su momento estrella, organizando pequeñas reuniones y mítines en poblados alejados, uno de ellos incluso en un recinto religioso.
Es más extraño porque la negociación de la Reforma Energética ocurrió al mismo tiempo que su nuevo partido obtuvo el registro que le permitirá competir en los comicios del año entrante. En el papel, la Reforma Energética le daría los suficientes reflectores para atraer la atención del electorado hacia Morena y marcando claramente una diferencia con el PRD, al que indudablemente le arrancará votos.    
¿Por qué no hizo nada? Una buena hipótesis es que López Obrador ya ensayó otro tipo de cálculo político. Veamos: la meta de Morena y los dos nuevos partidos, como ya lo documentó Excélsior el pasado domingo, es lograr un millón de votos para refrendar su inscripción. Es claro que para convencer a tal cantidad de mexicanos es necesario ofrecer una imagen de moderación, que tampoco es extraña en el tabasqueño. Su paso por la jefatura de gobierno capitalina demostró que cuando era necesario podía mostrar su mejor rostro: conciliador, amable, abierto a la negociación e incluso chistoso. Es obvio, además, que algo aprendió AMLOde la campaña negativa de 2006: en la búsqueda de su supervivencia y el acceso a los fondos públicos, nada sería más devastador que el reciclaje del plantón en Reforma y otros numeritos que sus fieles más radicales han protagonizado.
Esa sería una buena explicación de por qué Morena optó por una paz relativa: no quiere darle municiones a sus enemigos y busca captar simpatías de los moderados de izquierda. Más allá de que lo haga por conveniencia electoral, es sano que un actor conocido por su beligerancia entienda que la competencia por el voto estriba en el diálogo con respeto y no en ver quién grita más fuerte. Hablando firme, pero más quedito, sin duda se verá más bonito.
                Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el 10 de agosto de 2014 en Excélsior



Fabiola Guarneros Saavedra - Calladitos

Compromiso

Hace dos semanas escribimos en este espacio sobre la necesidad de que el Estado articule sus políticas públicas, programas e instituciones para atender y procurar a la niñez mexicana. Pero también apuntamos la responsabilidad de la sociedad de recuperar los valores cívicos y construir familias que fomenten valores como el respeto.
El pasado lunes se dio a conocer una noticia que pasó inadvertida entre el cúmulo de escándalos que suelen llamar la atención de esa nube abstracta llamada opinión pública, referente a una modificación legal que, si logra concretar sus objetivos, puede abonar en la construcción de una sociedad más comprometida con sus pequeños.
La Gaceta Oficial del Distrito Federal publicó los cambios al Código Civil en materia de matrimonio, que obligan a los contrayentes a tomar un curso prenupcial sobre temas de prevención de violencia familiar, salud sexual y reproductiva, planificación familiar y respeto a la equidad de género, entre otros, y en los que se establece una especie de padrón de las personas que dejaron de cumplir la obligación de dar pensión alimenticia a sus hijos (Excélsior 29/VII/2014).
Y en un detalle que pudiera parecer anecdótico, el nuevo formato de enlaces incluye la lectura opcional de votos matrimoniales elaborados por los contrayentes, como se estila en las bodas gringas, aunque en el caso chilango la redacción de estos compromisos contará con la asesoría y apoyo del personal del Registro Civil.
En estas épocas en las que las instituciones sociales no parecen gozar de mucha popularidad, es notable que aún muchos jóvenes opten por el matrimonio como una forma para vivir en pareja y formar una familia. Es probable que esto sea consecuencia de valores arraigados que aún tienen un peso muy relevante en la sociedad mexicana. Para muchas personas, casarse representa el momento más importante de su vida, uno que amerita realizar una fiesta que convoque a las familias y amigos de ambos contrayentes, un momento altamente simbólico que, por desgracia, pareciera ser el único motivo de la unión, y no el compromiso sobre la responsabilidad que conlleva una vida en común.
Por fortuna, la sociedad mexicana es diversa y en ella se han configurado distintos tipos de uniones para procurar la convivencia. Cierto romanticismo cursi diría que para vivir juntos no se necesita un papel, y tienen razón. Pero lo que sí se necesita es un compromiso, y ahí encuentro el principal valor de las recientes reformas al Código Civil.
Los matrimonios religiosos en el catolicismo, que es la fe mayoritaria en nuestro país, parten de la base de que la unión es para toda la vida y no anticipan la posibilidad del divorcio. Sin embargo, como me han asegurado amigos que se han casado recientemente, las pláticas prematrimoniales que imparte la Iglesia van más allá de enseñar sobre el valor de los sacramentos e incluyen recomendaciones más contemporáneas sobre la importancia de vivir en pareja y la responsabilidad social de formar nuevas familias, consciente de que la desintegración es un factor que gravita en esa unidad básica de la sociedad. 
Y aunque no faltará quien vea un rasgo de conservadurismo en las nuevas políticas sobre matrimonio civil en la capital, pienso que no está de más, desde el ámbito civil, reforzar entre los futuros padres de los mexicanos del mañana los valores de una convivencia sana, tanto en la intimidad como en la sociedad. Es de esperarse que los matrimonios que se sancionen legalmente bajo estos nuevos preceptos tengan, efectivamente, cursos que brinden no sólo información efectiva y útil sobre sus derechos y obligaciones, sino que también concienticen a los novios sobre situaciones que no vivieron durante su infancia y que hoy representan nuevos desafíos para los padres, como el recrudecimiento delbullying y el acceso de nuestros niños a un mundo de información en internet que sólo con el apoyo paterno y materno podrán procesar adecuadamente, en un entorno de aprendizaje conjunto.
Y si se trata de educar con la realidad, la enseñanza sobre la convivencia de pareja debe partir del respeto como valor máximo, y considerarlo incluso para los momentos extremos en los que, por desgracia, haya quedado atrás la emoción del enamoramiento inicial. Alertar contra la violencia intrafamiliar y fomentar que los padres separados cubran las obligaciones para con sus hijos nunca estará de más.
Casos como el de La Gran Familia en Zamora nos han conmovido, pero entre tanta tinta y papel no se han dejado ver muchas alternativas para evitar que niños vuelvan a ser víctimas de ese horror. No hay soluciones fáciles, rápidas ni mágicas, y quizá la formación desde el matrimonio signifique apenas una pequeña piedrita. Pero de eso y de muchas cosas más están edificados los verdaderos hogares.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 3 de agosto de 2014 en Excélsior




Fabiola Guarneros Saavedra-Compromiso

El debate

Más que una estrategia publicitaria, parece un caso de estudio social. Basta con pararse en una tienda de conveniencia y observar durante un tiempo los anaqueles y refrigeradores. Jóvenes le dan vuelta a las latas y las botellas buscando encontrar su nombre o el de alguna persona especial. Reaccionan emocionados, como gritando “Eureka”, si logran el resultado deseado, y se nota en su semblante la decepción cuando no resulta así.
La fiebre contagia las redes sociales y aun los más acérrimos detractores de la marca se han visto tentados a decir algo, lo que sea, con tal de no estar fuera del tema de moda. Como la tendencia de varios tuiteros y facebookeros es estar “siempre en los grandes eventos”, su punto de vista destila conocimiento y sabiduría acerca de los muchos o pocos valores nutricionales de la bebida, su desdén hacia una táctica publicitaria de la que presumen no ser parte, o el rencor porque su nombre no figura en ninguno de los envases. Y en contraste, otro universo de usuarios exhibe sin pudor sus selfies con su nombre inmortalizado en letras blancas sobre fondo rojo.
Indiscutiblemente, la campaña veraniega de la bebida que los viejos comunistas calificaban como “las aguas negras del imperialismo yanqui” ha sido un éxito desde el momento en el que todo el mundo habla de ella, para bien o para mal. Sus implicaciones rebasan las del mero consumo y se insertan en la vida cotidiana. Y aunque fue generada desde Estados Unidos, es de esperarse que algún efecto tenga para revertir en México el impacto negativo provocado por los nuevos impuestos a bebidas azucaradas. Y no faltará quien diga que se trata de una “cortina de humo” para cubrir la información de que autoridades sanitarias preparan sanciones contra empresas de refrescos y golosinas por incumplir la prohibición de que transmitan publicidad de alimentos que fomentan la obesidad en horarios para niños.
Y esto, ¿qué trascendencia tiene? ¿Es bueno o malo? En estos temas, lo más sencillo (y redituable en términos de popularidad) es tomar partido sin mucha averiguación previa. Si se hace en contra, mejor: uno gana fama de subversivo, rebelde, rockstar. Coca o Pepsi, PC o Mac, blanco o negro. La vida en maniqueo ahorra explicaciones, matices. Y al final lo que quedan son juicios lapidarios, contundentes, inapelables. Bien, para quienes suben sus bonos con eso. Simplemente no llamen a eso debate.
Entender la complejidad de un fenómeno toma mucho más trabajo. Implica primero deshacerse de los prejuicios, luego examinar todos los datos, y al final puede resultar que la conclusión derribe la postura inicial. La recompensa puede ser un escaparate menos ostentoso, pero a cambio lo que se logra es refrescar la mirada.
Lamentablemente, nuestra vida pública está saturada de polarización. El debate, cuando lo hay, es entre dogmas y no entre razonamientos. La masa iracunda en la que se han convertido las redes sociales instaura patíbulos de la moral pública y anda en busca de culpables. Los recientes combates en la Franja de Gaza han servido para documentar que en buena parte de los ciudadanos el conflicto se resume en un pleito de buenos contra malos (póngale la etiqueta que quiera al bando de su preferencia), sin mediar circunstancias particulares, contexto histórico y, sobre todo, protagonismo de extremistas. 
En el caso de Mamá Rosa, la falta de información de primera mano hará que el juicio sea guiado por voces prestigiadas, que van de la defensa a ultranza a la condena despiadada. Por desgracia, el ruido de la masa se sobrepone al de los argumentos y los datos duros se convierten en dardos para el ataque y no en herramientas para el análisis que proponga mejores escenarios para los niños en la orfandad.
Lo mismo pasa ahora que la Reforma Energética está en el trayecto final de su aprobación. Fracasada la intentona de sus detractores de que la población la viera como una venta del patrimonio nacional, ahora la propaganda busca convencer de que se está cocinando un nuevo Fobaproa para que con recursos públicos se paguen los pasivos laborales de los trabajadores sindicalizados de Petróleos Mexicanos. ¿Y acaso eso no ocurría antes? Desde luego, para armar escándalos no se necesitan complicadas explicaciones técnicas. El detalle de cómo se cubrirán esos adeudos será opacado por las arengas. Pero lo que los mexicanos requerimos son explicaciones detalladas y análisis serenos. Si es que, claro, el diálogo de sordos no termina sepultando las pretendidas buenas intenciones de los legisladores que en el próximo periodo extraordinario habrán de resolver el entuerto.    
Por ello, antes de sumarnos a los coros enfrentados, démonos un tiempo para la reflexión reposada. Conozcamos todas las aristas, revisemos sus datos, escuchemos sin prejuicios. Una lectura fresca siempre dará más opciones y alternativas que las frases hechas de siempre. Al final de cuentas, el truco de dar un punto de vista que sea honesto, aunque no necesariamente arranque aplausos, consiste en el más acucioso y exhaustivo acopio de datos que den forma a una cabal opinión. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de debatir y aportar constructivamente y no de ser la última Coca-Cola en el desierto.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 27 de julio de 2014 en Excélsior




Fabiola Guarneros Saavedra-El debate