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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

5 de marzo de 2014

Timing

La captura de Joaquín El Chapo Guzmán no pudo caer en peor momento para el Partido Acción Nacional.
El hoy mítico capo se fugó del penal de Puente Grande mientras transcurría apenas el segundo mes de la presidencia de Vicente Fox, cuyo arranque había generado mejores expectativas. La incapacidad de su gobierno y del que le sucedió para recapturarlo marcó a los sexenios blanquiazules. Más incluso al segundo, al de FelipeCalderón, que convirtió el combate a la delincuencia en bandera de su administración.
Fuera de prisión, El Chapo Guzmán se convirtió en el símbolo del fracaso de la guerra contra el narcotráfico. El número de muertos asociado con esta disputa se convirtió en un pasivo del régimen calderonista, mientras el jefe del cártel del Pacífico acumuló una fortuna que, rigores aparte, le permitió ser citado en la lista de multimillonarios de la revista Forbes.
Todos estos hechos confluyeron en la mente de muchas personas al momento de enterarse de la nueva captura de El Chapo, un triunfo indiscutible de la actual administración que, inevitablemente, deja muy mal paradas a las dos anteriores y, en el mejor de los casos, da pie a justificadas suspicacias.
Sin hacerle el caldo gordo a la especulación, muchos mexicanos tienen dos posibles explicaciones frente al hecho de que El Chapo permaneciera libre durante los dos gobiernos de Acción Nacional: ineptitud o complicidad. Ya ni pensar cuál es peor.
Pero tal vez lo más descorazonador es que, valga la expresión, a los panistas no les cae el veinte de que este déficit de credibilidad no les ayuda de cara al proceso de relevo de su dirigencia nacional, que transcurre en medio de disputas y grillas, que flaco favor le hacen a su desmejorada imagen.
Buena parte de esta situación fue denunciada el pasado miércoles por la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota para decidir no contender por el liderazgo formal del partido fundado por el sabio Manuel Gómez Morin y que fuera identificado por el lema: “Por una patria ordenada y generosa”.
Vázquez Mota consideró que ésta, la primera vez que los dirigentes de ese partido serán elegidos por los militantes, sería una buena oportunidad para construir un partido ejemplar. Sin embargo, advirtió que la crispación entre las dos principales corrientes en pugna la convenció de no ser ella misma un factor más de conflicto.
Más explícito fue, ese mismo día, José Luis Luege Tamargo, aspirante a la dirigencia, quien ya denunció que en los comités estatales y los grupos parlamentarios hay unacargada, palabra con la que los propios panistas solían referirse a la dinámica priista de alineamiento con alguno de los candidatos.
Todo parecía indicar que, conforme fuera disminuyendo el flujo de información sobre la captura de El Chapo, los reflectores se dirigirían al proceso interno panista. Hoy se prevé el anuncio del actual líder Gustavo Madero sobre si buscará la reelección, y el martes comienza el registro de los aspirantes.
Pero para su mala suerte, la decisión de la Procuraduría General de la República de asumir el control de la empresa Oceanografía por un presunto fraude denunciado por Citigroup de nueva cuenta salpica de refilón el prestigio panista. Y es que nuevamente han salido a relucir mediáticamente los supuestos vínculos de esa empresa —proveedora de Petróleos Mexicanos— con los hijos de MartaSahagún, y los señalamientos de que fue favorecida con la asignación de contratos millonarios durante el sexenio foxista.
Y ni les cuento de los resultados de la Auditoría 2012, que arrojó numerosas inconsistencias e irregularidades en diversas áreas y programas de la administración panista: Conaculta, SEP, Salud, Oportunidades, etcétera.
El saldo negativo de la administración de Calderón, la grillaen el PAN que ha evidenciado la mezquindad política de sus “líderes” y la captura de El Chapo Guzmán, no abona en la imagen del partido y sí aleja a los militantes.
Si a los panistas realmente les interesa volver al poder, bien harían en tratar de sacudirse esta pésima imagen y dar un mensaje a la ciudadanía de que pueden unirse en aras de un bien supremo.
Asumir que desde que dejaron el poder su credibilidad no levanta, y menos con disputas estériles por parcelas de poder partidista. Este es el momento para reconocer que la división los hunde más, y que dejar de lado intereses personales o de grupo es mejor visto que los lamentables espectáculos de pepena de votos para lograr un cargo. Es simple cuestión detiming (tiempo), de entender el momento. Pero para eso se requiere una visión que por el momento parece ausente.
                Twitter: @Fabiguarneros
Publicada el domingo 2 de marzo de 2014


Fabiola Guarneros Saavedra-Timing

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