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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

22 de junio de 2014

Jugársela

Con todas las cosas que puedan decirse en su contra, y hay muchas, el futbol es una inspiración.
Cierto: inspira pasiones desbordadas y no todas derivan en conductas apropiadas. Ahí están, como ejemplo, el turista que ya con copas encima se lanzó al mar desde un crucero oThalía, la actriz que se envuelve en la bandera no precisamente para arrojarse de un castillo en defensa de la patria, sino para festejar un buen partido. Episodios que recuerdan la mala fama que nos granjeamos, como cuando otro célebre mexicano orinó sobre la llama del soldado desconocido en París durante el Mundial de Francia 1998.
Y ahora están también las porras mexicanas que con su grito “puuuto” en los estadios han causado controversia, una investigación de la FIFA y una nueva división en la sociedad mexicana entre quienes no ven homofóbica ni discriminatoria la expresión y los que sí.
“Locuras que hace uno de repente”, es la frase que podría aplicar para estos y otros casos y que fue acuñada por el entrenador nacional, Miguel Herrera, durante la entrevista que tuve el honor de hacerle —al lado de mis compañerasPaola Virrueta y Yazmín Jalil— para el programa Entre Mujeres de Excélsior Televisión, transmitido el pasado 24 de mayo.
El técnico se refirió durante aquella charla a la pasión que provoca el balompié y que también lleva a los jugadores a cometer tonterías, consciente ahora de que el papel de los representativos nacionales es el de ser un ejemplo para todos. “El éxito de ellos es el que nos va a arrastrar a todos y dar felicidad a todos los mexicanos”, afirmó aquella vez ElPiojo. Y vaya si se la creyeron. Como bien apuntó PascalBeltrán del Río en su artículo del pasado miércoles, vimos en la cancha a un grupo de mexicanos que pueden llegar lejos, sin complejos, con meta, método y liderazgo.
Por fortuna, con independencia de la suerte que corran en su duelo mañana contra Croacia, los seleccionados mexicanos brindaron el pasado martes una lección de vida que debiera ser modelo o inspiración para otros ámbitos de la vida mexicana donde el rayado de la cancha no es tan claro, y donde más bien parecen tomarse las cosas a juego.
Uno de ellos —¿acaso todavía nos extraña?— es el Congreso mexicano, en el que siguen atoradas las leyes secundarias de las reformas estructurales porque los partidos, más que jugársela en pleno Mundial —de lo que tanto se jactaron que harían—, optaron más bien por el juego de las sillas, en el que unos se sientan mientras otros se levantan.
El fin de semana pasado, el retiro del PRD de las negociaciones sobre las leyes secundarias en materia energética obligó a que, como si fueran niños chiquitos que no se hablan, la comunicación con ese partido por parte de PRI y PAN se diera por medio de ¡cartas! Ante la dificultad de hacerlo en persona, las juntas directivas de las comisiones camarales optaron por la comunicación epistolar para responder a las inquietudes de la izquierda. En esa dinámica de inventar nuevas formas de debatir, quizá los legisladores deberían intentar la próxima vez con mímica. En una de esas se entienden mejor.
Y ya que a media semana se pudo regresar a los perredistas a la mesa, Acción Nacional retornó a su estrategia de jugar a las fuercitas, esta vez para evitar modificaciones a la Reforma Electoral para, por medio de coaliciones, dotar de vida artificial a los partidos pequeños, cuya representatividad cuestiona (la cual por ahora no prosperó, una vez que el Senado cerró el periodo extraordinario sin legislarla). Otro de sus argumentos para llevar las normas energéticas a septiembre o diciembre es que la mayoría de los congresos estatales no han armonizado sus normas electorales con la reforma a escala nacional (hasta el viernes, sólo habían concluido este proceso tres de 17 entidades).
Puede ser que el panismo tenga razón en ambos reclamos, pero, ¿no acaso en el juego de la democracia a veces se gana y a veces se pierde? ¿Por qué entorpecer la cada vez más urgente negociación en materia energética por un desacuerdo en materia electoral? ¿Será nuestro destino manifiesto que cada vez que se está a punto de meter gol tenemos que volar la pelota porque somos incapaces de ponernos de acuerdo para definir cómo disparar al arco?
Son días de definiciones. La Selección Mexicana debe confirmar que lo visto ante Brasil no fue un mero arranque de inspiración, y los legisladores pueden, de una vez por todas, deponer sus infantilismos y por una vez jugársela por el país, sin pretextos de que no se puede avanzar porque se nos atravesó el Mundial. En momentos como éste es cuando de veras tiene sentido desechar las camisas de fuerza y de veras ponerse la camiseta.
DM
Las redes sociales Twitter y Facebook son termómetros que reflejan el estado de ánimo de sus usuarios, y el “puuuto” que gritan los aficionados mexicanos cuando el portero del equipo contrario despeja ha causado casi el mismo grado de polarización que el que vivimos en 2006 con AMLO yCalderón. Hoy las familias están divididas, una palabra tan mexicana y tan utilizada nos asusta y nos ofende. No es para tanto. Divirtámonos un poco. Ahí en las redes está la definición, a la muy mexicana, de esa palabra tan ofensiva.
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicada el 22 de junio en Excélsior



Fabiola Guarneros Saavedra-Jugársela

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