La imagen de la noticia

La imagen de la noticia
Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

29 de septiembre de 2011

Entrevista a José Woldenberg

Les recomiendo esta entrevista que le hice al politólogo y ex consejero presidente del IFE, José Woldenberg, publicada el 15 de agosto en Excélsior:

Ya no hay partidos omnipotentes, dice Woldenberg

Descarta que un eventual regreso del PRI a Los Pinos sea en sí mismo un retroceso, advierte de la necesidad de mantener equilibrio en el Congreso



Por Fabiola Guarneros Saavedra

La transición democrática es un hecho del pasado y México camina hoy por una democracia germinal con dos pendientes: garantizar el crecimiento económico del país para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, y una reforma política que permita las fórmulas de gobierno ante la nueva realidad pluralista.
Esta reflexión la hace José Woldenberg, ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE). Tiene claro el momento político que vive el país: se acabaron los nacidos para ganar y los nacidos para perder.
“Ya no hay partidos omnipotentes.”
Está convencido del desencanto que existe en la sociedad con los partidos, los políticos e, incluso, con la incipiente democracia. Y los nutrientes de esa decepción son, desde su punto de vista, el funcionamiento, discurso y la conflictividad que emana de los partidos políticos.
Pero para Woldenberg Karakowsky el elemento más importante que alimenta el enojo social y el alejamiento de los partidos, es el económico.
“La economía mexicana no crece con suficiencia y esto genera una enorme irritación,  una distancia de la política… No solamente de libertades, de elecciones y de fenómenos de alternancia y de equilibrio vive la gente…”
El camino que han tomado los partidos políticos en la nueva realidad mexicana,  también son tema de la conversación que el politólogo tiene con Excélsior.
“Si algo bueno pasó en todos los partidos, es que una sola voz, una voluntad no puede imponer al candidato.”
Al PRI lo considera un partido más entre otros; pero acota que hoy ninguno de ellos pierde todo ni gana todo. Considera que un eventual regreso del PRI a la Presidencia de la República no tiene por qué ser un retroceso si así se expresa la voluntad de los ciudadanos en las urnas.
“Pero creo que es muy importante que se mantenga un cierto equilibrio de pluralidad dentro de las instituciones del Estado”; es decir, que exista un contrapeso en las Cámaras de Diputados y Senadores.
José Woldenberg es un hombre de izquierda y conoce al PRD desde su fundación, por eso puede hablar de las virtudes de ese partido que, hoy, se convirtieron en su principal ancla.
“La pluralidad dentro del PRD es un activo, pero se vuelve un problema porque no es fácil conjugar esa diversidad. Las figuras carismáticas (Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador) le han permitido crecer y  al mismo tiempo le han impedido una vida más institucional y menos sujeta a la voluntad de un solo individuo.”
Como académico e investigador de las ciencias políticas no especula respecto a la vida interna del PAN. Sabe que hay cinco candidatos y que uno seguramente es el predilecto del presidente Felipe Calderón; pero de lo que sí está convencido es que la discusión y la deliberación de los panistas serán las que definan al aspirante presidencial, pues se quedaron atrás los tiempos en los que una persona decidía el futuro del partido.
Cuando le pregunto si México está preparado para tener una presidenta mujer, Woldenberg asegura que sí:  “¿Por qué no? Otra cosa es que gane. Lo nuevo sería que uno de los tres grandes partidos tuviera una candidata mujer.”
Le platico que el senador panista Ramón Galindo lo propuso a él y a Juan Ramón de la Fuente como aspirantes a una eventual candidatura presidencial independiente dentro del PAN.
El académico responde: “Ni quiero, ni puedo, ni estoy en disposición, para entrarle a este tipo de juegos. No me interesa.”
Nació en Monterrey, Nuevo León, en 1952; estudió Sociología y una maestría en Estudios Latinoamericanos en la UNAM. José Woldenberg inició su lucha político-sindical desde 1974, cuando participó en la fundación del Sindicato de Personal Académico de la UNAM y después, en el 77, en el STUNAM.
Hoy sigue dando clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y tiene un pequeño cubículo en el edificio E, en donde se desarrolla la entrevista. Es mediodía.
–¿Estamos en la transición democrática o nos quedamos en la alternancia?
–La transición democrática es un hecho del pasado, transcurrió entre 1977 y 1997; es decir, es el periodo donde se dieron una serie de conflictos muy agudos en materia electoral que acabaron modificando las normas, las instituciones e impactando la correlación de fuerzas en México.
La transición se dio en esos 20 años y fue la que permitió la alternancia, sin esos cambios hubiera sido inimaginable un fenómeno como el que vivimos en el 2000, cuando un candidato del PAN, entonces apoyado por el PVEM, derrotó en las urnas a los aspirantes del PRI y el PRD.
–¿Qué pasa con los partidos y los ciudadanos, tenemos claro el rumbo a seguir en la construcción de la democracia?
–Lo que logramos construir como país fue una germinal democracia; es decir, un sistema político donde la pluralidad ideológica que existe puede expresarse, recrearse, competir y convivir de manera institucional y ordenada.
Para mí no es poco, pero no es una varita mágica que acabe con todos los pendientes. La agenda de los problemas nacionales es enorme y no atenderla, puede erosionar los propios cimientos de la germinal democracia.
¿En qué estoy pensando? Hay un desencanto muy grande en nuestro país, con los partidos, con los políticos y me temo que con la incipiente democracia que tenemos. Y debemos preguntarnos de dónde proviene este desencanto.  Mucho tiene que ver  con el funcionamiento, el discurso, la conflictividad que emana de los propios partidos políticos.

EL DESENCANTO
José Woldenberg siempre ha sido un político de izquierda. Su lucha cívica la inició en el Movimiento de Acción Popular (MAP), 1981, desde donde quería impulsar la intervención de las organizaciones en todas las esferas de la sociedad.
“El desencanto en México tiene un nutriente económico y social. De 1982 a la fecha, estamos hablando de prácticamente 30 años, la economía mexicana no crece con suficiencia y esto ha hecho que las condiciones materiales de vida de los mexicanos no mejoren en lo sustantivo. Esto genera una enorme irritación, una distancia de la política…
“Porque no solamente de libertades y de elecciones, de fenómenos de alternancia y de equilibrio entre las fuerzas vive la gente. A ellos les preocupa por sobre todo, quizá,  sus condiciones materiales de vida”, explica como si dictara una conferencia.
–¿Qué les pasó a los partidos?
–Hoy son más plurales, son más importantes que nunca. Durante muchos años, México vivió bajo el cobijo de un partido casi único, hegemónico; es decir, había uno y a su lado partidos testimoniales o germinales, pero todo el mundo sabía que lo fundamental de la política se procesaba bajo las siglas del PRI.
Hoy hemos transitado a un sistema equilibrado de partidos.
–¿En qué están ocupados los partidos?
–Yo creo que todos estamos aprendiendo a vivir en un mundo de pluralidad; es decir, durante muchos años, los términos: negociación, diálogo, acuerdo eran inexistentes en el Congreso, había una fuerza mayoritaria que podía tomar  decisiones sin tomar en cuenta a los minoritarios. Hoy ningún partido tiene esa mayoría.
Los partidos tienen una vida interna muy intensa, están preocupados por sus candidatos a diputados, senadores, presidente de la República y gobernadores, y esto tiene que verse como algo natural.
Durante muchos años, el Presidente de la República se decidía por la voluntad de una persona; era la época del “tapado”, del “dedazo”.
–Los partidos están viviendo sus procesos internos de manera novedosa, los acuerdos no llegan porque ahora hay pluralidad y cuesta trabajo lograr consensos cuando hay diferencias profundas entre los actores políticos, pero ¿no vamos muy lento?
–Sí, yo creo que muchos de los asuntos de la agenda nacional urge desahogarlos. Los dos grandes ejes de la tarea política el día de hoy son: la construcción de una mínima equidad dentro de la sociedad mexicana y una reforma de carácter político que sintonice mejor las fórmulas de gobierno a las nuevas realidades pluralistas.
Una de las prioridades del país es pensar cómo vamos a avanzar en materia económica, pero con un crecimiento capaz de generar empleo, de abatir la migración hacia Estados Unidos, y de atender las necesidades de los jóvenes.
Y en este sentido sí hemos sido muy morosos.
–De lo que usted imaginó en su lucha política-sindical, ¿qué se consiguió?, ¿qué queda pendiente?
En materia democrática hemos avanzado y en materia de equidad nada, cero.
Si uno ve el mundo de la política mexicana, antes teníamos un sistema de partido casi único, hoy, uno plural; antes, elecciones sin competencia, hoy, competidas.
Verá un mundo de la representación política que antes era monocolor y ahora es plural; antes teníamos un Presidencia toda poderosa, hoy una acotada; antes teníamos un Congreso subordinado y hoy, uno cuya mecánica interna es la que define su ruta.
Antes teníamos una Corte que en materia política prácticamente no significaba nada y hoy tenemos una que es un auténtico árbitro cuando hay conflicto entre Poderes.
Antes teníamos muy estrechos márgenes en la libertad de expresión, hoy esos márgenes se han ampliado. Es decir, hay avances.
En donde el país parece no moverse y no conmoverse es en lo que se refiere a la inequidad de la vida social.  ¡Hombre!, no se necesita ser sociólogo, economista, historiador, basta salir a las calles e ir a las diferentes ciudades y pueblos mexicanos para darse cuenta de que somos una sociedad desintegrada, con una muy escasa cohesión  social.

LA SUCESIÓN
La carrera político-partidista de Woldenberg Karakowsky tomó forma cuando participó en la fundación del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), 1981-1987, y después en la del Partido Mexicano Socialista (PMS), en donde estuvo hasta el 89.
Pero para hablar del PRD tiene autoridad, pues lo vio nacer en 1989 y estuvo ahí hasta 1991 cuando renunció.
–Hoy, ¿qué significa ser de izquierda?
–Una vocación por afianzar y desplegar una política que tienda a la equidad. Yo creo que esa es la bandera fundamental de la izquierda.
La izquierda democrática tiene que ser capaz de conjugar dos valores fundamentales de la modernidad: libertad e igualdad.
–¿Tenemos un partido que represente esa izquierda?
–Tenemos partidos de izquierda, movimientos de izquierda, agrupaciones de izquierda y en los propios partidos hemos visto que no son monolíticos, que hay corrientes distintas.
–¿Es sano para el PRD tener dos movimientos de izquierda tan diferentes, me refiero a Demócratas de Izquierda que impulsa a Marcelo Ebrard y Morena, de Andrés Manuel López Obrador?
–Si a través de ellos expresan diferentes voces, sí. , El asunto está en otro lado. La enorme virtud del PRD ha sido también un problema mayor para ellos mismos.
Desde su fundación, el PRD recibió en sus filas corrientes políticas distintas y ahí radicaba parte de su fuerza y de su atractivo, pero cuando hay esas concepciones diversas se necesita una enorme maestría para tratar de articularlas, conjugarlas, sin exclusiones.
Si a ello le sumamos que el crecimiento del PRD se debe también a la existencia de dos liderazgos carismáticos muy fuertes, el del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y el de Andrés Manuel López Obrador, al partido, entonces, le resulta muy difícil conjugar eso que es un capital político.
Las figuras carismáticas han sido un haber para el PRD y le han permitido crecer, pero al mismo tiempo le han impedido una vida más institucional y menos sujeta a la voluntad de un solo individuo.
–¿Qué significa ser de derecha hoy?
–Pues tradicionalmente la derecha ha puesto el acento en las libertades y le ha dado la espalda a los temas de la equidad y la justicia social.
–¿El PAN era mejor como partido de oposición que como partido de gobierno?
–Acción Nacional fue en lo fundamental un partido de carácter testimonial; lo que le importaba era dar fe y denunciar una seria de prácticas antidemocráticas, corruptas.
Luego vivió un proceso de fortalecimiento paulatino, ganó algunas gubernaturas, presidencias municipales, creció en el Congreso y se empezó a convertir en un partido de gobierno y de oposición a la vez.
–¿El PAN está cayendo en la inercia de imponer desde la Presidencia al sucesor? Lo intentó Fox con Creel y ahora Calderón tiene un favorito…
No conozco a detalle la vida interna del PAN, pero por lo que estamos viendo hay una serie de candidatos, al parecer  uno es el predilecto del Presidente, y ahí va haber una disputa para ver quién es el candidato. No me cabe la menor duda.
Si algo bueno pasó en todos los partidos es que ya una sola voz, una sola voluntad no puede imponer al candidato; vamos a ver incluso qué pasa en el PRI, en el PRD, en el PAN, en los partido que hoy obtienen menos votación. Vamos a ver...
–¿Qué es el PRI?
–Es un partido entre otros. Un partido que tiene raíces muy profundas,  quizá las redes de relaciones más bastas dentro del país y que como sucede en los sistemas democráticos, ningún partido pierde todo ni gana todo.
Y quien pierde hoy puede recuperarse el día de mañana y el que gana hoy puede perder en la elección siguiente, y quien gana en un estado de la República puede perder en otro.
Eso es lo que estamos aprendiendo a ver, ya no hay partidos omnipotentes. A mí me tocó la época de los nacidos para ganar y los nacidos para perder, bueno eso ya se acabó.
–Si regresara el PRI, ¿sería un retroceso en la marcha democrática?
Valdría la pena ver en qué condiciones, por ejemplo no es lo mismo que en la próxima elección el Presidente de la República salga del PRI y sin embargo no tenga la mayoría absoluta en las Cámaras de Diputados y Senadores, a que si ganara el candidato priísta también tuviera mayoría absoluta en el Congreso, porque eventualmente en esta segunda situación no habría contrapesos institucionales suficientes.
Un Presidente de la República con contrapesos en el Congreso tendría que hablar, pactar, negociar por necesidad.
En sí mismo la vuelta del PRI no tiene por qué ser un retroceso si la voluntad de las personas se expresa en ese sentido, pero creo que es muy importante que se mantenga un cierto equilibrio de pluralidad dentro de las instituciones del Estado.
–¿Hay un protagonismo ciudadano?¿ Se pervirtió el termino ciudadanizar?
– Si todos somos ciudadanos empecemos a hilar más fino. Es decir, quién nos representa. Los ciudadanos somos un universo enorme, contradictorio, escasamente organizado, que hemos generado una sociedad civil débil, frágil en nuestro país y sobre todo contra hecha.
Algunos ciudadanos tienen mucho poder y otros están privados de voz y de influencia.
Ahora es un término que se usa y se trae de un lado para otro precisamente ante el desprestigio de los políticos, de los partidos, de los parlamentos.  Entonces para diferenciarse de eso se quiere hablar en nombre de los ciudadanos, pero ¡hombre!, para hablar a nombre de los ciudadanos hay que tener la representación de los mismo. Y uno no se la puede atribuir a sí mismo.
Han transcurrido más de 40 minutos de entrevista, el académico tiene que marcharse, lo esperan en el salón de clases los alumnos de licenciatura en Ciencias Políticas. Afuera, en el pasillo, un alumno más aguarda porque quiere una asesoría.
La última pregunta:
–Su nombre y el de Juan Ramón de la Fuente salieron del PAN, después de que el Presidente Calderón pidió a su partido abrirse a las candidaturas independientes…
– Eso me parece una ocurrencia y de muy mal gusto. Si alguien lo dijo de buena fe se lo agradezco, pero seguramente no me conoce o no sabe en lo que estoy ni lo que pienso. Y si lo hizo nada más por jugar, la verdad no son juegos que me gusten.
Ni quiero, ni puedo, ni estoy en disposición, para entrarle a este tipo de juegos. No me interesa.
Los temas de la conversación intentaron reconstruir la lucha por la democracia de un país: reformas políticas, lucha sindical, movimientos ciudadanos, transparencia y rendición de cuentas, todo para intentar entender el escenario de la sucesión del 2012.

------

 
José Woldenberg estudió una temporada en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, quería hacer cine. Y a pregunta expresa sobre si tuviera que hacer una película de la historia democrática del país, ¿quiénes serían sus protagonistas? Su respuesta fue:
PRI: Jesús Reyes Heroles, Santiago Oñate Laborde y José Luis la Madrid
PAN: Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Diego Fernández de Cevallos y Manuel J. Clouthier.
Izquierda: Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo Martínez, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz  Ledo.
Estoy siendo muy injusto, seguramente estoy dejando de lado a gente del PRI, PAN y del PRD, pero sí sería una película con muchos personajes.
No es la película de una persona ni de un partido ni de una administración;  no es la película de un Presidente, es de los esfuerzos de muchos mexicanos que hicieron trabajo desde los partidos y las organizaciones no gubernamentales
El reparto sería larguísimo, por eso quizá la película sería muy difícil de hacer.

Aquí el enlace:
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=761008

No hay comentarios:

Publicar un comentario