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Autodefensas en Michoacán (foto publicada en Excélsior)

19 de abril de 2012

Piedritas en el PRI

La arrogancia política fractura a la militancia.

Hace 11 años, el PRI fue víctima de su soberbia política. Sus líderes se creían invencibles; no valoraron el poder y carisma de los candidatos adversarios ni el trabajo y peso de su propia militancia. Perdieron la Presidencia de la República y su poder hegemónico.
Si bien, los priistas, han aprendido de sus errores y están en la antesala de regresar a la Presidencia hay algunos signos de arrogancia que los lleva, como se diría en el refranero popular, a vestirse con la piel del oso que aún no han matado.
Sin duda en estos 11 años, desde la banca de la oposición, abonaron por reconstruir a un partido dividido, por buscar al líder que perdieron cuando se quedaron sin la línea que les marcaba el Presidente de la República, por reagrupar a los sectores, organizaciones y recuperar los liderazgos locales.
Hoy aunque el escenario parece menos conflictivo, los priistas se han puesto piedritas en el zapato. Lanzaron una convocatoria con el método de selección del candidato presidencial que dejó insatisfechos a varios militantes. Está impugnada ante el Tribunal Electoral.
La dirigencia del PRI firmó un convenio de coalición con PVEM y Panal para la elección de 2012, que despertó el enojo de los priistas de Sinaloa, Jalisco, Puebla, Chiapas, Quintana Roo y el DF, porque los lugares uno y dos de la lista de los candidatos al Senado los ocuparán políticos del Partido Verde y de Nueva Alianza.
Por ejemplo, Jorge Emilio González sería el candidato de la coalición por Quintana Roo y Pablo Escudero por el DF; en Chiapas, la candidata sería la hija de Elba Esther Gordillo, Mónica Arriola, y Fernando González, el yerno de la maestra, sería el aspirante por Sinaloa.
Otra piedrita que molesta a los priistas es la intención de mantener la alianza PRI-PVEM-Panal para la elección a gobernador en Chiapas. La incomodidad la produce la idea de que el candidato no salga de los liderazgos locales del Revolucionario Institucional, sino del PVEM, pues el senador Manuel Velasco ha sido arropado por Enrique Peña Nieto, quien acudió, incluso, a su Quinto Informe de Gobierno.
Aunque en el PRI recuperaron la disciplina partidista y han decidido cerrar filas en torno a un solo candidato (hoy se registrará Peña Nieto), los militantes de ese partido no pueden ignorar el reclamo de unidad del senador Manlio Fabio Beltrones, quien en una carta pública dijo que en su partido hay quienes “…alegan la necesidad de unidad para conservar privilegios”, y recordó que “la militancia es superior a la dirigencia y por ello ha resistido las grandes derrotas”.
En 2000, el PRI sufrió los efectos de la división y el desgaste de tener cuatro aspirantes presidenciales: Francisco Labastida, Manuel Bartlett, Humberto Roque y Roberto Madrazo. En ese entonces les falló la operación cicatriz, porque el grupo ganador no sumó a los adversarios.
Recuerdo lo que me dijo Manuel Fuentes Bove, operador de Roque Villanueva, cuando ganó Labastida: que ellos estaban listos con las escobas para trabajar por el partido y nadie les dio un tramo para barrer.
La historia de la división se repitió en 2006, cuando Madrazo enfrentó a sus propios adversarios dentro del PRI, el llamado Tucom. Y perdieron nuevamente la elección presidencial.
Hoy han tenido la capacidad de cimentar el terreno que los tiene a un paso de volver a Los Pinos; sin embargo, aún falta el tejido fino de los acuerdos al interior del propio PRI. Como diría otro dicho popular: Dios o el Diablo (como se quiera) está en los detalles.
La unidad dentro del PRI vuelve a ser el reclamo.

                Subdirectora editorial de Excélsior
                fabiola.guarneros@nuevoexcelsior.com.mx
                Twitter: @Fabiguarneros

Publicado el 27 de noviembres de 2011, les comparto la liga:
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=788596 

 

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